Cuatro motivos para que México no sea tercer país seguro: Instituto de Políticas Migratorias

Cuatro experiencias internacionales en la aplicación de acuerdos de terceros países seguros llevan a expertos del Instituto de Políticas Migratorias a poner en duda la viabilidad de este acuerdo entre México y Estados Unidos.

En caso de que la administración de Andrés Manuel López Obrador no cumpla con el compromiso adquirido con el Gobierno de Estados Unidos de contener la migración indocumentada centroamericana, México podría convertirse en tercer país seguro, un escenario que ha generado preocupación entre investigadores en el Instituto de Políticas Migratorias, un centro de investigación con sede en Washington, D.C.

Un documento publicado por la analista Susan Fratzke advierte que este acuerdo no cumpliría con los estándares humanitarios en materia de procesamiento de solicitantes de asilo, al ignorar los altos índices de homicidios que registra el país, así como sus problemas de seguridad fronteriza y su rudimentario sistema de petición de asilo.

El análisis de Fratzke argumenta que las experiencias de acuerdos de terceros países seguros adoptados en otras regiones que argumentan por qué, aunque las condiciones en México fueran más favorables, “hay preocupaciones significativas que cuestionan la viabilidad de que este acuerdo sea viable y efectivo en el manejo de los migrantes que viajan rumbo a la frontera sur de Estados Unidos”.

Foto: Isabel Mateos/ Cuartoscuro

Experiencia #1: La aplicación de un acuerdo puede ser difícil en la práctica

El acuerdo entre Estados Unidos y Canadá para hacer de este último un tercer país seguro ha enfrentado una dificultad: no todos los peticionarios de asilo pueden ser regresados a Canadá, ya que las autoridades estadounidenses enfrentan dificultades para comprobar que ingresaron a su país a través de territorio canadiense.

En el caso de que un peticionario ingrese a través de un puerto de cruce fronterizo, es fácil comprobar que proviene del país vecino. Para evitar se retornados, muchos extranjeros optaron por cruzar al país por vías distintas a los puertos de cruce.

Experiencia #2: No hay disuasión de cruces irregulares sin vigilancia adecuada

El tratado entre la Unión Europea y Turquía demuestra que una vigilancia fronteriza adecuada es esencial para el éxito de un acuerdo de tercer país seguro.

Durante los primeros cuatro meses de 2019 la guardia costera turca ha interceptado a más de 79 mil migrantes y refugiados que pretendían introducirse irregularmente a Grecia, un número mucho más elevado que el de personas retornadas a través del tratado de tercer país seguro.

Foto: Isabel Mateos/ Cuartoscuro

Experiencia #3: Los acuerdos de tercer país seguro no necesariamente hacen más eficiente el proceso de petición de asilo

Muchos de los solicitantes de asilo a la Unión Europea procesados en Grecia han interpuesto apelaciones cuando sus peticiones son negadas, debido a la efectividad del sistema de procesamiento en Turquía, que podría violar el principio de no devolución, al devolverlos a un país en el que correrían el riesgo de ser perseguidos.

Esta condición operativa genera demoras en el proceso de tramitación de las peticiones de asilo.

Experiencia #4: Los efectos secundarios

La experiencia del Convenio de Dublín, que establece que el peticionario de asilo deberá permanecer en el país de la Unión Europea en donde interpuso su trámite hasta que este haya sido resuelto, ha generado dos efectos secundarios negativos:

Ha incentivado a los extranjeros a deshacerse de sus documentos de identidad e, incluso, provocarse heridas que alteren sus huellas digitales, para viajar dentro de los países que conforman la Unión Europea sin dejar rastro de sus movimientos.

Ha creado un mercado lucrativo para las bandas de traficantes de personas.




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