Nuestros primos más cercanos entre los grandes simios, los chimpancés y los bonobos, tomaron dos caminos evolutivos completamente opuestos a la hora de encarrilar su éxito reproductivo. Los chimpancés tomaron el espinoso trayecto de la violencia y la coacción para asegurarse la descendencia: los machos que más pegan a las hembras tienen más posibilidades de aparearse con ellas. Los bonobos siguieron la ruta de la seda: los machos no saben cuándo son fértiles las hembras, que dirigen el grupo en un matriarcado, y apuestan por aparearse mucho para mejorar sus probabilidades de tener descendencia.
El sexo entre bonobas las ayuda a mantener a raya a los machos
La violencia sexista de los chimpancés
Pero hay un aspecto que extrañaba a los biólogos: si el gen egoísta solo piensa en reproducirse a toda costa, en una competencia sin cuartel entre los machos, ¿por qué los chimpancés se dedican mimos, cuidados y caricias, despiojándose y acicalándose entre ellos? ¿Qué sentido evolutivo tiene afianzar amistades con quien te va a quitar la oportunidad de procrear? El primatólogo Joseph Feldblum, de la Universidad de Michigan (EE UU), explica: “Lo que cabría esperar es ver estos lazos sociales, o relaciones sociales fuertes y amistosas, solo si brindan algún tipo de beneficio a los individuos. Los machos no pasarían todo este tiempo acicalando a otros machos y renunciando a tratar de encontrar hembras o comida a menos que obtuvieran algún tipo de ganancia“.
Feldblum publica hoy un estudio en la revista científica Cell en el que pone a prueba esta idea con un resultado llamativo: los machos cultivan amistades porque les funciona. Gracias a décadas de datos recopilados en el Parque Nacional de Gombe (Tanzania) desde los tiempos de Jane Goodall, los científicos han podido analizar la descendencia que tienen aquellos machos que estrechan lazos con otros compañeros y aquellos que no lo hacen. Y obtuvieron dos resultados. El primero no es nada sorprendente, y es algo que ya se sabía: los machos que más tratan con el macho alfa de la comunidad ganan posibilidades de reproducirse. Tiene lógica: en este patriarcado, el alfa controla a las hembras y permite a sus amigos aparearse. “Hacerle la pelota al jefe no es nada nuevo”, asegura la coautora del estudio Anne Pusey, de la Universidad de Duke (EE UU), que ha pasado tres décadas organizando y digitalizando ese conjunto de datos único. Y añade: “Demostramos que siempre ha valido la pena”.
“Puede que la formación de esos vínculos reduzca la necesidad de ser agresivos con tanta frecuencia”
Joseph Feldblum, Universidad de Michigan
Sin embargo, los científicos descubrieron que los machos que más tiempo dedican a otros machos de rango medio en la comunidad multiplican sus posibilidades de tener descendencia. Un chimpancé macho tiene un 50% más de probabilidades de tener hijos si mantiene al menos dos fuertes amistades con otros machos. Dejando al margen al alfa, el rango en la jerarquía del grupo no influye en las posibilidades de tener éxito reproductivo, sino tener muchos amigos a los que dedique tiempo y atenciones. La estrategia no es la competencia violenta, sino la colaboración con tus compañeros.
Bonobos y personas
Es decir, al contrario de lo que se sobreentiende al simplificar la perspectiva evolucionista, la estrategia victoriosa no es ser el más fuerte o agresivo, sino también ser el que más cuida sus amistades. Feldblum cree que hacen falta más estudios para entender cómo conducen al éxito estos lazos sociales. ”Puede que el potencial para formar alianzas agresivas con compañeros sea lo que ayude a los machos a acceder a oportunidades de apareamiento, y que precisamente la formación de esos vínculos reduzca la necesidad de ser agresivos con tanta frecuencia, pero aún necesitamos investigarlo”, señala.
El primatólogo se pregunta: “¿Es que si tu aliado está cerca, es más probable que te aparees con una hembra en celo, o que tener aliados a tu alrededor te protege del acoso de otros machos? ¿O es que como tu aliado te apoyará si surge un conflicto, tus niveles de estrés son más bajos y puedes dedicar más energía a los esfuerzos de apareamiento?”, se pregunta el primatólogo. Es la primera vez que se estudia cómo influye la sociabilidad en la capacidad de reproducirse en machos, señalan los investigadores, porque esta perspectiva siempre se aplicó únicamente a las hembras.
Los investigadores creen que tener una idea más clara de los beneficios de estas relaciones sociales en los chimpancés proporciona pistas sobre la evolución de la amistad en los seres humanos, como explica Ian Gilby, autor principal del estudio. “Junto con los bonobos, los chimpancés son nuestros parientes vivos más cercanos y nos ayudan a identificar qué características de la vida social humana son únicas. Este estudio sugiere que los lazos fuertes entre los machos tienen raíces evolutivas profundas y proporcionaron la base para las relaciones más complejas que vemos en los humanos“, asegura Gilby, de la Universidad Estatal de Arizona, en una nota de prensa. Y añade: “Esta investigación también resalta el valor de estudios a largo plazo como estos, que son esenciales para comprender la biología de una especie que vive durante muchas décadas y se reproduce lentamente”.
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