La figura de presidente de honor es irrelevante en algunos clubs, un detalle loable hacia una leyenda, pero en el Bayern sí es trascendente. Uli Hoeness, exjugador y expresidente de la entidad alemana, actual presidente de honor a sus 70 años de edad, no manda en la sombra, pero sus opiniones son muy respetadas, especialmente por el director deportivo, Hasan Salihamidzic, sobre el que conserva ascendencia. También influye en otro ex jugador como Oliver Kahn, actual director general del Allianz Arena. Forma parte de un consejo de supervisión de decisiones en el que su voz suele imponerse. Y en el caso de la venta de Robert Lewandowski al FC Barcelona, su postura inflexible controla a los demás. Nada de negociar: 50 ó 55 millones fijos y no se hable más.
En su contundencia en esta operación todo encaja. Hoeness se lleva muy mal, siendo generoso, con Pini Zahavi, representante de Lewandowski, a quien calificó como “piraña codiciosa” cuando en una situación parecida a la actual se llevó a otro representado como David Alaba al Real Madrid. El Bayern no aceptó sus altas pretensiones económicas para renovar. Como pasa ahora con Lewandowski, a quien le queda un año de contrato a sus casi 34 años. Si por él fuera, vestirá la camiseta del Bayern hasta el 30 de junio de 2023.
Y Hoeness tampoco simpatiza con el FC Barcelona, club al que cada dos semanas dedica declaraciones hirientes sobre su situación económica. “El Barcelona quiere contratar a Lewandowski cuando tenía una deuda de 1.300 millones de euros hace seis meses. En Alemania estarían en bancarrota desde hace mucho tiempo. El juez de quiebras está en su puerta y le están haciendo una oferta millonaria a un jugador del Bayern”, ha comentado en términos similares en más de una ocasión.
A Lewandowski sí le tiene cariño como otra leyenda del club que es, pero no tanto como facillitarle la marcha porque eso sería celebrado por Zahavi y el Barça. Según Bild, cuando Salihamidzic y Kahn se muestran más receptivos a negociar con el club azulgrana una operación por unos 40 millones más variables, Hoeness da un golpe en la mesa y todo vuelve al punto de partida.
Así las cosas, Lewandowski se armará de paciencia y hoy se presentará a los entrenamientos del Bayern de Múnich en la fecha en la que estaba citado. El polaco quería haber resuelto su salida antes de esta fecha, pero acudirá a la cita y se enfundará de nuevo la camiseta del Bayern porque sabe que plantarse entorpecería aún más una negociación ya de por sí complicada.
Y Hoeness, a la suya, seguirá dando lecciones de economía al Barça pese a su turbio pasado en ese aspecto. Entre el 2 de junio de 2014 y el 29 de febrero de 2016 estuvo en la cárcel de Landsberg, cumpliendo la mitad de la pena de los tres años y medio de prisión a la que fue condenado tras declararse culpable de evasión de impuestos por valor de 28,5 millones de euros. Fue el motivo por el que dejó la presidencia. Después aceptó la otra presidencia, la de honor. Y ahí sigue influyendo.