Los Mavericks lo tuvieron en sus manos. El equipo de Luka Doncic arrancó el partido con confianza pero no contó con unos Warriors que no tiraron la toalla y armaron una remontada impresionante para terminar llevándose el segundo encuentro de la serie por 126 a 117.
Stephen Curry lideró la vuelta de los Warriors al partido, espoleando a los suyos hasta que recuperaron el control y lograron meter el miedo en el cuerpo de los Mavericks. El base acabó con 32 puntos, 8 rebotes y 5 asistencias en una noche de locura en San Francisco.
Jordan Poole y Kevon Looney fueron otros de los protagonistas. El primero porque acompañó a Curry en la anotación y sumó un diferencial de +26 en cancha, reflejando el fuego de la remontada en su juego.
El segundo porque demostró que los pívots también tienen su lugar en esta eliminatoria. Volvió a hacerse grande en la pintura y su trabajo resultó vital en los primeros compases de la recuperación de unos Warriors que jamás dejaron de creer.
Los de California dejaron en apenas 13 puntos a Dallas en el tercer periodo y les endosaron 43 en el último, la puntilla a una noche que empezó de forma festiva para los tejanos pero que se truncó tras el descanso.
Luka Doncic hizo todo lo posible y más. El esloveno, batallando síntomas de gripe y cansancio, acabó con 42 tantos, 5 rebotes, 8 asistencias y 3 robos de balón. Estuvo en todas partes e intentó de todo.
El empuje de los Warriors, no obstante, fue demasiado para él. Consciente de que sus rivales tienen mejores piezas que él, Luka intentó frenar la remontada como pudo pero el puzle de Steve Kerr tiene ya muchos años de carrerilla.
Jalen Brunson, con 31 puntos y un gran acierto, o Reggie Bullock, sumando 21 en una gran serie de triples, acompañaron a Luka en la anotación. Ellos también sufrieron la remontada en sus carnes aunque fue Maxi Kleber (-20 en pista) el más señalado.
La eliminatoria pone ahora rumbo a Dallas donde los Mavericks intentarán sacar todo lo bueno de su primera parte y evitar que Golden State vuelva a arrebatarles la ilusión.