Curry maravilla en el Garden y empata las Finales de la NBA

Stephen Curry no quería llegar con la soga al cuello a San Francisco. El ‘30’ se arremangó en el TD Garden para firmar una obra maestra de las Finales de la NBA y llevó en volandas a sus Golden State Warriors hasta el empate 2-2 en la eliminatoria por el título contra los Boston Celtics en un partido resuelto por 97-107. Con un tremendo doble-doble de 43 puntos, 10 rebotes y 4 asistencias, su segunda mayor anotación en una ronda final, el mejor tirador de todos los tiempos no pareció acusar ningún problema físico en su delicado tobillo izquierdo y logró aupar a sus compañeros en los momentos más peliagudos de un intenso y emocionante cuarto partido con siete dianas desde el perímetro.

En el choque más igualado de la serie hasta el momento, el astro visitante se puso el traje de marciano y lideró con un par de jugadas marcas de la casa, un tiro de media distancia tras un bonito baile a la defensa y un auténtico triplazo, el parcial de 3-17 que puso fin al encuentro. Además de la maestría ofensiva de su cabecilla, que firmó una serie de 14 de 26 en tiros de campo y 7 de 14 en triples, los Warriors supieron navegar mejor en defensa los minutos decisivos, dejando sin anotar a los Celtics durante tres minutos y medio dentro de los cinco finales.

En un portentoso choque con constantes toma y dacas, tan solo Al Horford, con su segundo triple y canasta de la noche, logró sumar para Boston en ataque. Su triple puso el 97-100 a falta de 1:30, pero de nuevo los locales encallaron a pesar de la fe inquebrantable de sus gradas. “Ahora estamos contra la pared”, apuntó el interior dominicano tras perder los Celtics la ventaja de campo ganadaa pulso en el primer asalto.

Después de mostrarse sólidos durante el transcurso de la batalla, ni Jayson Tatum ni Jaylen Brown, tampoco el tercer mosquetero Marcus Smart, lograron romper el dominio de Golden State y el atrevimiento de Steve Kerr en la pizarra, especialmente en los minutos decisivos. Si quieren levantar el anillo, ahora deberán ganar al menos otro partido a domicilio.

Con rabia, los puños apretados y los músculos a punto de reventar en una liberación de tensión descomunal, Curry, Thompson y compañía celebraron una victoria de pura raza para una franquicia acostumbrada a rascar lejos de casa: los Warriors, con este triunfo, suman otra eliminatoria de playoffs ganando a domicilio, su vigesimoséptima consecutiva, récord absoluto de la liga. Los Splash Brothers si funcionaron anoche, aunque Klay tuvo que espabilarse en la segunda mitad, anotando allí 13 de sus 18 tantos totales (7-17 TC; 4-10 3P) y subiendo su apuesta en defensa. Más constante, como a lo largo de la serie por el título, fue la aportación de Andrew Wiggins, decisivo también con canastas importantes y una hoja estadística de 17 puntos y 16 rebotes en el partido: ell último guerrero en lograr tales cifras fue Nate Thrummond en las Finales de 1967.

Con Draymond Green (2 puntos, 9 rebotes, 8 asistencias y 4 robos) en el banquillo durante gran parte del parcial definitivo, una apuesta atrevida pero acertada de Kerr desde la banda, los Warriors se apoyaron en un magnífico Kevon Looney para reducir el dominio rival bajo los aros e igualar la batalla dentro de la pintura. El pívot, que no salió como titular en otra decisión menos atinada del entrenador, acumuló 28 minutos y registró 6 puntos, 11 rebotes, 2 asistencias, un robo y un tapón, metiendo una de las canastas más importantes de su trayectoria en el 97-102 que alejaba las esperanzas de Boston tras el rayo de luz lanzado por Horford a un minuto del final. La asistencia de mérito fue de Green, un solar en el tiro pero aceptable en el resto de tareas requeridas. “Sabe que debe jugar mejor y lo va a dar todo por el equipo”, valoró Curry sobre su bullicioso pero desdibujado compañero.

Los Celtics tuvieron varias oportunidades para sentenciar a su rival, pero el aro se les hizo pequeño ante la oportunidad de oro para adelantarse 3-1 camino a San Francisco. Boston se vio cinco arriba (91-86) pasado el ecuador del cuarto período, pero no supo aprovechar su mejoría en el tercer cuarto, de nuevo ganado por los Warriors: se los han llevado todos en la serie y acumulan un +50 de diferencial. Tatum, con 23 tantos, 11 rebotes, 6 asistencias, un robo y 3 tapones, pecó de nuevo de falta de agresividad en las últimas jugadas, mientras Brown, su habitual apoyo, tampoco terminó muy fino a pesar de sus 21 puntos y 6 rebotes. El bloqueo, al igual que todo con los de verde, fue más bien colectivo. Smart terminó con 18 puntos, Derrick White aportó 16 partiendo desde el banquillo y Horford se quedó en 8.

A pesar de que al descanso la batalla de pívots estaba muy igualada, fue Looney quien terminó mandando sobre Robert Williams III, muy loable con sus 7 puntos, 12 rebotes, 4 asistencias y 2 tapones como ancla en defensa dentro del esquema de Ime Udoka. A pesar de contar con una hoja de ruta clara, Boston perdió en esta ocasión la batalla física a pesar de su mayor envergadura: 42-55 en rebotes y 32-38 en puntos dentro de la pintura. En un choque marcado por la igualdad, incluso en las pérdidas (16 para ambos bandos), el desajuste bajo aros acabó dando las oportunidades añadidas justas para que Curry ejecutara.

El máximo triplista de la historia se hartó de meter canastas inverosímiles, especialmente la que logró empatar el partido 73-73 a 2:30 del final del tercer cuarto tras llegar al descanso 54-49 abajo. De costado y cayendo tras recibir un golpe de la defensa, el ’30’ clavó su undécimo tanto de un período que acabó con 14, los mismo puntos que anotó Jordan Poole en todo el partido. Furioso, se quejó a los árbitros y al universo mientras sentía, como en tantas otras ocasiones, que esta sí sería su noche.

“Vamos a hacer lo que haga falta y lo haremos juntos. Nos quedan dos victoria más”, sentenció un Curry más decisivo, más hambriento y más líder que nunca. Su memorable partido, inapelable incluso para aquellos que no le incluyen en el panteón de los mejores, pasará a la historia de llevarse los Warriors el anillo.