“Voy a jugar. Eso es todo lo que sé ahora”. Así de rotundo se mostró Stephen Curry este jueves ante los medios sobre su participación en el cuarto partido de las Finales de la NBA después de que el miércoles sufriera una dolorosa torsión en el pie izquierdo en el tercer encuentro.
“En este punto de la serie, si estás lo suficientemente bien para jugar, juegas”, afirmó.
El base de los Golden State Warriors se lesionó este miércoles en un choque con el dominicano Al Horford peleando por un balón dividido a falta de cuatro minutos para el final del partido que se acabaron llevando los Celtics (116-100), que dominan por 2-1 las Finales.
Su pie se quedó bloqueado bajo el peso de Horford y Curry acabó tendido al suelo gritando por el dolor, antes de ser sustituido en los últimos dos minutos por el entrenador de los Warriors, Steve Kerr.
Curry apuntó que su prioridad ahora es aprovechar las horas de descanso y recuperación para estar “completamente preparado” para el cuarto duelo.
El base tuvo un percance parecido -pero más serio que el de ahora- durante la temporada regular en marzo, cuando Marcus Smart, de los Boston Celtics, se lanzó a por un balón dividido y cayó en su pie, lo que provocó una lesión que afectó a ligamentos.
En este sentido, Curry dijo que la experiencia de esa lesión le permite “saber exactamente” qué es lo que tiene y con qué tipo de “dolor” tiene que “lidiar”.
“Como dije, es casi una jugada idéntica (a la de la temporada regular). Esta no fue tan grave como la otra. Tan pronto como empiezas a dar un par de pasos, ya sabes si puedes correr normal o no. En marzo, no pude. Ayer, podía. Eso me dio un poco de seguridad sabiendo que no era tan grave”, explicó.