Lucharon, forzaron la prórroga, dieron la cara por él… pero le volvieron a fallar. Los Dallas Mavericks siguen sin dar una cuando no tienen a Luka Doncic -que descansó anoche-, y se fueron de vacío de Cleveland pese a darlo todo en un partido que llevaron al límite forzando el tiempo extra (100-99), lamentando la tercera derrota de la temporada sin su astro.
Lo disfrutó desde el banquillo un Ricky Rubio que lo vivió con intensidad. Ya le queda menos para gozarlo en la pista y quién sabe si en algún momento en las dos semanas que quedan de año. El base de El Masnou publicó un sugestivo tweet con un icono de cuenta atrás y el entrenador de los Cavaliers, J.B. Bickerstaff, ha dicho esta semana que la serie de seis partidos seguidos que la franquicia de Ohio disputa en casa -ya ha jugado dos-, van a ser muy importantes en su recuperación, aunque Ricky ya tiene el alta médica y ya está listo para jugar.
Los Mavericks perdieron, sí. Pero, en unas circunstancias adversas -más allá de la ausencia de Doncic-, se hicieron respetar y mucho, visible ese deseo de demostrar que son mucho más más allá de Luka. Además del esloveno, también faltó Spencer Dinwiddie mientras los Cavaliers, a los que hicieron sudar hasta la extenuación, presumían de su ‘cinco’ de gala, con su Donovan Mitchell, su Darius Garland, su Jarrett Allen, su Evan Mobley, su Isaac Okoro… En los Mavs empezó también la que puede ser la pareja perfecta para cuando no esté Luka, tanto si es un día completo de descanso como unos minutos de pausa: Kemba Walker – Christian Wood. O, lo que es lo mismo, el ‘nuevo’ y el ‘cuestionado’.
Walker, recordando por momentos sus mejores tiempos, advirtió que puede ser un sustituto fiable de Doncic y sepultar en el olvido a Jalen Brunson, 32 puntos (12/25 en tiros), 5 rebotes y 7 asistencias-, mientras que Wood, mirado con recelo al principio por Jason Kidd, ve cómo el entrenador de Dallas confía cada vez más en él. Le sigue dando sólidas razones, 26 puntos tras los 32 del anterior encuentro con un 9/18 en lanzamientos, además de 14 rebotes para un nuevo doble-doble, 2 asistencias, 2 robos y 2 tapones. Y, en términos de más-menos (+11), fue el mejor del conjunto de Texas.
Dallas cuajó un partido más que decente en ambos lados de la cancha, logrando que ni Donovan Mitchell (25 puntos con un 9/21 en tiros) ni Darius Garland (18 con un 8/18 en TC) hicieran nada extraordinario, pese a que en la segunda parte Mitchell, con 17 tantos, igual que Evan Mobley, con 13 de sus 17 puntos, se les fuera del control de su buena defensa, faceta en las que más hace dudas Wood y en la que cumplió el pívot, apoyado por el excelente trabajo defensivo también de Dorian Finney-Smith (11 puntos) y Tim Hardaway Jr. (13).
Walker deslumbró con su amplio abanico de recursos en las penetraciones, que si cambios de dirección, que si demoledores cambios de ritmo, que si rectificados entre otras soluciones para finalizar. Muchos de los ataques de Dallas coincidieron en atacar a Jarrett Allen, exponiéndole ante Kemba con incluso dobles bloqueos y obligándole a salir para puntear triples. Walker cuajó una actuación como la que firmaría Doncic mientras Wood se desempeñó con mucha inteligencia, sorprendiendo a Mobley desde el perímetro incluso con lanzamientos contestados.
El duro marcaje aplicado sobre el pívot para evitar que tirara le dio luego opciones de penetrar, mientras también sacaba puntos cerca del aro cuando se quedaba con un jugador más pequeño. No obstante, la zona de los Cavs ralentizó el ritmo de Dallas, que llegó a estar 10 arriba al principio del tercer cuarto (50-60). A su vez, el equipo de J.B. Bickerstaff encontró soluciones para abrir la zona de los Mavericks con un más rápido y fluido movimiento de balón en la segunda mitad que le permitió hallar tiros liberados y abrir espacios para que Garland y Mitchell atacaran el 1×1.
Kemba Walker forzó la prórroga con una penetración en la última jugada ante Allen pero el interior, redimiéndose, otorgó el triunfo a los Cavaliers con tremenda autoridad con un mate en el último minuto de la prórroga, echándose a perder todas las esperanzas de Dallas con el último triple a la desesperada de Wood. Pero ahí queda la valiosa enseñanza del partido a los Mavericks: aunque sólo sea por un día, pueden vivir sin Doncic.