Es la última semana del año. En un corto lapso de una semana, en medio del derroche y el jolgorio navideño, entre el 23 y el 31 de diciembre, Luka Doncic da más motivos para la ilusión por la Navidad y para embadurnar la entrada del nuevo año con más euforias con sinfonías de 50, 60 y 51 puntos contra Houston Rockets, New York Knicks y San Antonio Spurs.
Todo es idílico, maravilloso en unos Mavericks superficiales que en ese momento no leen -ni leerán-, el mensaje subliminal de esos dispendios del esloveno, de necesitar de medio centenar de puntos de tu estrella para ganar a los dos peores equipos del Oeste -Rockets y Houston-, de que Doncic se podía estar al MVP mientras ellos lo alejaban del anillo tras las Finales de Conferencia del año anterior.
Y algo más de tres meses después, en plena resaca de ese desfasada fiesta sin que Irving haya podido volver a poner a la música, Dallas ha acabado anunciando su propio entierro, abriéndose la tumba antes de ser liquidado con su descarado ‘tanking’ contra los Bulls que se ha puesto a investigar la NBA.
Y lo peor, que Kyrie Irving tiene idea de entrar en la agencia libre a pesar de la voluntad de la franquicia de renovarle y, más aún, que el temor de que Luka Doncic no siga en Dallas cuando acabe su actual contrato -en 2024-, es real. Así lo asegura Tim MacMahon en la ESPN. Un fracaso rotundo con varias causas.
Sobreexplotado
Luka Doncic
“A veces siento que no soy yo”, se quejó Luka Doncic tras perder uno de los partidos ante los Hornets. Aunque mucho más víctima que culpable, el colosal rendimiento del ’77’ de principio de temporada acabó haciendo más mal que bien a Dallas. Con un equipo debilitado en comparación con el que había alcanzado las Finales de Conferencia meses atrás, las continuas y brutales exhibiciones del esloveno camuflaron muchos de los problemas del conjunto de Texas que han acabado saliendo a la luz al final cuando el base, desgastado física y hasta mentalmente, ha bajado algo sus prestaciones.
El crecimiento del ex del Real Madrid como anotador -llegó a promediar 36 puntos por partido frente a los 28 del año y ha acabado con 32,4-, ha traído, a la vez, una especie de acomodamiento a los Mavericks, con una evidente falta de desarrollo como equipo y de recursos colectivos que se han evidenciado cuando no ha jugado Doncic.
Y es que si el año pasado el equipo de Jason Kidd logró sobrellevar bastante bien sus ausencias -un 8-9 en temporada regular y un 2-1 en playoffs cuando Luka faltó-, este curso la adaptación ha sido más complicada, con un 5-10 sin el ’77’, un preocupante 0-7 antes de que llegara Kyrie Irving.
A pesar de todo, a Doncic se le exige mejorar en más de un aspecto. Uno de ellos, las técnicas. Son un total de 15 las que ha recibido el esloveno, que no pocas veces no sabe dominar su frustración con los árbitros o con otras circunstancias de los partidos y se pierde en protestas.
Los tiros libres también figuran entre sus áreas de mejora -un 74,2%-, y en esta recta final también ha habido voces que han puesto en duda su físico. El paso adelante que dio Doncic en este aspecto -manteniendo hábitos saludables también durante sus vacaciones-, es el que se señaló desde Dallas como la clave para entender que haya elevado aún más su rendimiento esta campaña. Con Mundial este verano, el haber acabado tan pronto la temporada le permitirá seguir trabajando su físico y hasta un juego que todavía puede dar mucho de sí a sus 24 años.
El paradigma de la decepción
Kyrie Irving
Si hay alguien al que no se puede culpar en absoluto a título individual, ese es Kyrie Irving, con un rendimiento y un compromiso incuestionables que han destacado desde la propia franquicia desde que llegó, promediando 27 puntos, 5 rebotes y 6 asistencias con un 51% en tiros de campo y un 39% en triples, mejorando incluso sus porcentajes de lanzamiento con respecto a los Nets. Además, se ha hecho notar en los momentos importantes, a montones en estos Mavericks tan limitados que apenas han tenido victorias tranquilas.
Sin embargo, el fallido movimiento de Irving es el paradigma del fracaso de Dallas, que, por mucho gran dúo que sonara, debilitó a la plantilla utilizando a Spencer Dinwiddie y a un pilar defensivo como Dorian Finney-Smith como monedas de pago a los Nets para hacerse con el base. Por un jugador que, además, no tendría pensado renovar. El retroceso defensivo -de recibir 115 puntos cada 100 posesiones ante de la llegada del All-Star a 118 tras su incorporación-, ha sido algo mayor que el avance ofensivo, de un rating ofensivo de 115 a 117,8.
En cierto modo, es un fracaso en lo personal para Kyrie Irving, que se fue de un equipo como Brooklyn asentado en playoffs y donde había una buena estructura montada entorno a él y su buen amigo Kevin Durant. Se quedó sin su amigo al separarse de él y, luego, también sin postemporada mientras los Nets celebraban su pase.
Falta de pizarra y de autocrítica
Jason Kidd
Va a seguir un Jason Kidd que, indirectamente, señalaba culpables tras consumarse la eliminación contra los Bulls. “Muchos no van a seguir el año que viene”, decía el técnico.
Sin embargo, y por muchas deficiencias que haya en su plantilla, hay que detenerse en Kidd a la hora de analizar las razones del fracaso de los Mavericks. Tras su exitoso primer año en el banquillo, se ha echado todo el año autocrítica en el técnico, así como un mayor abanico de recursos en el juego colectivo del equipo, tanto para descargar a Luka Doncic como para seguir siendo un conjunto fiable cuando no estaba el esloveno.
El base, como estadística definitoria del enorme peso del juego que cargaba, registraba un uso de balón del 37,6% -el que más de la liga junto a Embiid- que se redujo al 34,6% con al llegada de Irving. Doncic ha dado un paso este curso a una dimensión superior pero ha sido un año perdido en cuanto a aprender un rol más al margen del balón que saben ejercer la gran mayoría de las estrellas, entre ellas Irving. Y eso, es en gran parte responsabilidad de Kidd.
Tanto Irving como Doncic han rendido desde el primer momento que se juntaron pero sin observarse una gran interacción entre ellos pese al poco tiempo que sí se ha observado en los Suns entre Kevin Paul, Devin Booker y Chris Paul. Aunque hablamos de perfiles de jugadores distintos y en un equipo más equilibrado.
Relacionado con ello, el porcentaje de triples del esloveno -un 34% ante el 35% del año pasado-, es mejorable pero no hay que señalar aquí a Doncic como responsable, pues la mayor parte de sus tiros de tres son de alta dificultad. El base casi nunca dispone de situaciones de ‘catch and shoot’ porque, sin tener desarrollado aún ese rol más al margen del balón que sí que se ha podido ver algo más al final, no ejerce de ejecutor final.
Alguna que otra decisión de Kidd en su gestión de la plantilla también ha sido cuestionable. Como lo de no contar más con un JaVale McGee que, como ha demostrado en estos últimos partidos, le podía aportar el ‘pack completo’ que no tenían los otros interiores de la plantilla: presencia ofensiva a la vez que protección del aro.
Una dirección nefasta
Mark Cuban
Apenas ha hablado el propietario de los Mavericks este año pero cuando lo ha hecho, esta semana, ha sido muy contundente: la culpa es suya. Y es que Dallas empezó la temporada con importantes deficiencias en su plantilla que no ha podido subsanar a lo largo del año. Ni con la incorporación a bombo y platillo de Irving.
Basta con sólo ver la de bandazos que ha dado la franquicia en lo de traer un segundo base que aliviara la responsabilidad de Doncic en pista y le cubriera a la vez con el esloveno en el banquillo. Cuban culpa al propio Jalen Brunson y sus formas de irse a los Knicks y el que fuera segundo a bordo del balcánico hace lo propio con el conjunto de Texas.
Pero, sea quien sea el culpable, el cúmulo de malas decisiones de Dallas empezó en verano. Se descartó traer un exterior porque se consideraba suficiente el recuperar a Tim Hardaway Jr. y lo que podía dar el crecimiento de Josh Green. Nada más empezar el curso se dio cuenta de su error Nico Harrison -General Manager de los Mavs-, y trajeron como segundo base a un Facundo Campazzo que apenas duró un mes. Días después llegó Kemba Walker y, pese a varias actuaciones convincentes, también despedido.
Y cuando parecía que llegaba el salvador, Kyrie Irving, los Mavericks entregaban a los Nets a dos elementos fundamentales para el equilibrio del equipo como Dinwiddie y Finney-Smith.
Dallas prefirió centrarse en verano en buscar un sustituto a Porzingis y Christian Wood y JaVale McGee fueron los elegidos. Así como los números ofensivos de Wood son intachables -16,6 puntos en 26 minutos-, su falta de defensa ha castigado a los Mavericks, mientras que McGee ha estado infrautilizado gran parte de la temporada por Kidd, que ha confiado en un Dwight Powell que, pese a su mayor consistencia defensiva, ha restado en ataque.
Se puede decir que, con su irrupción en este tramo final, el ‘rookie’ Jaden Hardy -8,4 puntos de media en sólo 14,5 minutos-, fue el único acierto de los Mavericks el pasado verano.
La ironía final
Los Brooklyn Nets post Irving y Durant
No tiene ninguna relación con los errores de los Mavericks pero su irónica paradoja puede servir como valiosa moraleja de aprendizaje para Dallas. Los Brooklyn Nets, a ojos de todos, eran los perdedores del mercado, los ‘pobrecitos’ que se habían quedado sin nada con la espantada de Kyrie Irving que también arrastró la marcha de Kevin Durant y a los que se les descartaba automáticamente para siquiera estar en playoffs.
Sin embargo, pudieron armar un quinteto muy decente con todo lo que les llegó por Durant e Irving con los Cam Johnson, Mikal Bridges y Dinwiddie y Finney-Smith por parte de Dallas y encomendarse al espíritu colectivo para la reconstrucción bajo el poder de la palabra y la pizarra de Jacque Vaughn.
“Miras en los equipos que han quedado séptimo, octavo, noveno, décimo, ellos tienen un All-Star o múltiples All-Star en sus equipos. Y en la sexta posición, los Brooklyn Nets, lo hicimos de una manera competitiva y colectiva como grupo, como equipo. Y espero que el distrito de Brooklyn esté orgulloso de que este grupo les represente en los playoffs”, dijo el entrenador del conjunto neoyorquino en declaraciones recogidas por Erik Slater.
Aquí está. Ellos, los Nets, en playoffs. Los Mavericks e Irving, sin playoffs, sin play-in, sin nada.