El 25 de marzo el actor Dani Rovira publicaba en sus redes sociales una imagen de su brazo con una vía y anunciaba que padecía cáncer. Un linfoma de Hodgkin que le habían diagnosticado una semana antes y que ese mismo día empezaba a tratar con la primera de las sesiones de quimioterapia. Ahora, cuatro meses después, el intérprete que cae bien a todo el mundo y que consiguió con su papel en Ocho apellidos vascos hacer reír a españoles de todas las comunidades autónomas y convertir la película en la más taquillera de la historia de España, acaba de anunciar que ha finalizado sus sesiones de quimioterapia y que los linfomas han desaparecido.La buena noticia la ha compartido con los más de dos millones de seguidores que tiene en su cuenta de Instagram y en pocas horas a recibido cientos de miles de comentarios y felicitaciones. En la publicación el actor aparece en una divertida imagen en pantalón corto, con cabeza de hipopótamo y gesto de luchador y el texto que la acompaña no deja lugar a dudas sobre la actitud positiva con la que Rovira está haciendo frente a este proceso. A pesar de ello también envía un mensaje de realismo sobre las consecuencias de la quimioterapia en su cuerpo.“¡Se acabó la QUIMIO! 8 sesiones y 4 meses entre pecho y espalda. Secuelas: pérdida de pelo, las venas de los brazos duras como bridas y cabeza de hipopótamo (de ésta última no me comentaron nada). Si a alguien más le ha pasado esto, que me escriba, con cuatro que seamos, organizamos un Tragabolas”, dice en su publicación de Instagram.Las buenas noticias continúan cuando explica que los linfomas han desaparecido pero aún así todavía le queda afrontar 18 sesiones de radioterapia para dar por finalizada esta fase del tratamiento: “Esta semana empiezo a afrontar 18 sesiones de RADIO, una cada día. Aunque los linfomas han desaparecido, los médicos lo han decidido así por cauterizar y precaución”, explica el actor. Según él mismo comenta “este mal sueño” acabará a mediados de agosto, momento en el que dice podrá retomar “la normalidad si es que hay algo normal ya en este mundo”.Después llega el momento de los agradecimientos, de sentirse empático con los sanitarios y con otras personas que están viviendo su propio enfrentamiento frente al cáncer, pero no olvida hacerlo desde el buen humor que le caracteriza: “Me queda la última pantalla del videojuego… Ojalá cuando acabe se me ponga cabeza de koala. Me gustan mucho los koalas. La vida me sonríe, pero siempre espero que me suelte carcajadas. Sois tant@s los que me estáis curando…🧡❤️Ánimo a l@s que estáis en la lucha. Tenemos unos médicos y un personal sanitario espectacular en este país. El resto es quererse y dejarse querer”.Buenas sensaciones sobre la evolución de su enfermedad que ya fue el tono con el que la comunicó para evitar “el circo de especulaciones y sensacionalismo”: “No tengo miedo. Estoy tranquilo. Llevaré estos meses una mochila, quizá un poco más pesada en tiempos de incertidumbre, miedos y pandemia. Pero no me faltan fuerzas ni ganas para salir airoso de esta. Tiene buen pronóstico”, dijo cuando desveló que sufría este tipo de cáncer.Durante todo este proceso ha estado acompañado por su pareja, la actriz Clara Lago, con quien vivió unos momentos de crisis en su relación que superaron para volver más reforzados que antes como él mismo desveló al mismo tiempo que informaba sobre su enfermedad: “Estaremos peleando y protegiéndonos en casa, con mis tres perretes y con mi compañera de vida, Clara”, dijo en marzo. Una declaración a la que la actriz contestó con un mensaje claro y contundente: “Amigo, maestro, compañero de viaje y del alma… no me cabe duda de que si la vida te ha colocado este aprendizaje en el camino es porque puedes con ello y solo te hará más grande y más sabio de lo que ya eres”, comienza Lago en su mensaje en el que asegura que sus sentimientos hacia el actor son “incondicionales”: “Es un honor poder acompañarte, ahora y siempre, porque las ‘etiquetas’ se pasan por el arco del triunfo cuando lo que se siente es tan jodidamente incondicional”.
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