La deseada vacuna contra la covid-19 acapara diariamente titulares. Mientras no llega, la normalidad espera. El periodista de la sección de Ciencia de EL PAÍS Daniel Mediavilla charló con un grupo de suscriptores del diario sobre los proyectos de investigación que trabajan por encontrar una cura a la enfermedad. El encuentro virtual, moderado por la periodista Andrea Nogueira, se enmarca dentro del programa de experiencias exclusivas para suscriptores de EL PAÍS+.
¿Tendremos vacuna en los plazos que se anuncian? ¿Será segura? ¿Cuándo volveremos a la vida normal? Estas son algunas de las preguntas que a diario se hacen los ciudadanos y que Mediavilla intentó responder. El periodista recordó que, aunque es posible que algunas vacunas lleguen a sus últimos estadios de investigación a finales de año, después tendrán que producirse por millones y se pondrá en marcha quizás la campaña de vacunación más grande de la historia. Recordó también que el médico británico Jeremy Farrar, director de la Wellcome Trust, declaró en una entrevista para el diario que, a finales del próximo año, con un 20% de la población de cada país vacunada, podríamos superar la crisis.
La seguridad de estas vacunas estará garantizada, si bien, Mediavilla evidenció las posibilidades de que algunas personas sufran reacciones adversas ya que serán millones las que reciban las dosis. Lo ejemplificó con los cacahuetes, que se venden en los supermercados, pero son nocivos para algunas personas. “Habrá que hacer una relación de riesgo y beneficio con las primeras vacunas porque todavía puede haber algunas dudas”, planteó.
Periodismo científico
El trabajo en la sección de Ciencia de EL PAÍS ha sido especialmente complicado estos meses en los que han tenido que acercar las raíces científicas del coronavirus y sus ramificaciones a un público en su mayoría no docto. En colaboración especial con el departamento de Nuevas Narrativas han explicado, por ejemplo, cómo se producen los contagios en los espacios cerrados o cuál es el genoma del virus.
Además, los bulos y las informaciones poco rigurosas han sido sus quebraderos de cabeza. Como explicó el periodista, los redactores tienen capacidad limitada para decidir qué se publica porque “no estamos solos en el mundo” y puede ser contraproducente no explicar determinados temas, aunque sea para desmentirlos o matizarlos, especialmente cuando están vinculadas a la salud.
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