ATLANTA — Los resultados del censo 2020 están alterando la influencia de algunos estados en la política presidencial.
Y aunque los cambios no influirán en las estrategias básicas de los partidos para obtener los votos necesarios para llegar a la Casa Blanca, sí son indicio del surgimiento de nuevos caminos.
Los datos del Censo 2020 que se dieron a conocer esta semana resultarán en que 13 estados verán cambios en el número de votos que aportan al Colegio Electoral, el organismo que elige formalmente al mandatario.
TEXAS Y FLORIDA SE ENCUENTRAN ENTRE LOS ESTADOS BENEFICIADOS
El patrón general es claro: Algunos estados del Cinturón del Óxido y del centro norte del país cederán votos al Cinturón del Sol y entidades del oeste para los comicios de 2024 y 2028.
Los bastiones demócratas de California y Nueva York también perdieron votos electorales, al igual que una parte de la región de los Grandes Lagos. Entre los beneficiados se encuentran Texas, Florida, Carolina del Norte, Oregon, Colorado y Montana.
Los cambios no habrían significado mucho para la mayoría electoral del presidente Joe Biden en 2020. Si Biden se hubiera postulado en el mapa actual, habría derrotado al entonces mandatario Donald Trump por 68 votos electorales, en lugar de 74.
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Pero las nuevas cifras muestran una clara transición. Atrás quedaron los días en que los republicanos gozaban de una ventaja casi absoluta en la mitad sur del país, obligando a los demócratas a garantizarse victorias en el “Muro Azul”, una serie de estados industriales en el norte.
En su lugar, ahora ninguna de las dos regiones tiene una clara tendencia política.
“Son como dos trenes cruzándose en la noche: El Cinturón del Sol tomando tendencia demócrata y la demografía del Cinturón del Óxido inclinándose hacia los republicanos”, dijo el encuestador demócrata Zac McCrary.
Dijeron que era prematuro y que no estaba claro cómo sería implementado.
“Pero esto no sucede de la noche a la mañana, así que en 2024 veremos un Cinturón del Óxido muy competido, al igual que el Cinturón del Sol, y se podrán ver mayores divisiones entre los dos partidos en ambas regiones”.
Para los demócratas, la situación les ofrece más caminos hacia los 270 votos electorales requeridos para la presidencia que los que tenían cuando dependían de un sólido grupo de estados entre Minnesota y Pensilvania.
Ahora, pueden perder Ohio, que ha dejado de ser un perenne estado en disputa y cuya tendencia actual es marcadamente republicana, e intentar ganar la Casa Blanca con el apoyo de antiguos bastiones republicanos como Georgia y Carolina del Norte.
En Estados Unidos, el que obtiene el mayor número de votos en una elección presidencial no necesariamente gana.
Las últimas dos elecciones demostraron el cambiante acto de equilibrismo que deben transitar ambos partidos. Tanto Biden en 2020 como Trump en 2016 ganaron estados que contenían un total de 306 votos electorales.
Biden lo logró con apretadas victorias en Wisconsin, Michigan y Pensilvania, y márgenes mínimos en Georgia y Arizona, estados del Cinturón del Sol que se inclinaron por los demócratas por primera vez en varias décadas.
Trump había ganado esos cinco estados cuatro años atrás, y sus triunfos más reñidos fueron en la región centro norte, con un mayor margen en Arizona y Georgia.
De cara a las elecciones del 3 de noviembre.
Pero el mapa de la victoria de Biden podría valer apenas 303 votos electorales en 2024, en buena medida porque California y estados del extremo norte del centro del país perdieron representación.
El mapa del triunfo de Trump hace cuatro años hoy tendría un valor de 307 votos, gracias a que las pérdidas en el Cinturón del Óxido se compensarían con incrementos en Texas, Florida y Carolina del Norte, tres estados en crecimiento que mantienen una firme tendencia republicana en los comicios presidenciales.
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