El 26 de septiembre de 2010, en el minuto 90 de un Espanyol-Osasuna acabado con 1-0 en el marcador, David López Silva saltó al césped del RCDE Stadium en sustitución de Jordi Amat. Así aconteció el debut como blanquiazul de un chico de Sant Cugat perico hasta la medula. Este martes, 237 partidos oficiales más tarde y habiendo llegado a portar el brazalete de capitán del club de su vida, se despidió en un emotivo acto en el que, como el propio David López anunció antes de su discurso, no faltaron las lágrimas. “Me he propuesto no llorar, pero no prometo nada. Es un día difícil para mí, llega antes de lo que me gustaría, pero el destino no se elige. Me voy satisfecho de mi esfuerzo a diario y de mi lealtad al club mirando siempre por el escudo antes que por mí mismo, de los valores transmitidos a mis compañeros y haber defendido con orgullo esta camiseta. Portar el brazalete de capitán ha sido sin duda uno de los mayores logros de mi carrera. Han habido momentos muy buenos como la clasificación para Europa, pero sin duda me quedo con el día del ascenso. Fue una temporada complicada, la anterior todavía más, seguramente mi camiseta pesaba más que la de algunos y el hecho de conseguirlo fue una liberación muy importante”, dijo en primera instancia.
David López, acompañado de los suyos durante el acto de despedida
No se conoce qué camiseta vestirá la próxima temporada, pero a sus 32 años todavía no cuelga las botas. Y si por él fuese, y pese a que en su día defendió las del Terrassa, el Leganés, el Huesca y el Nápoles, solo se pondría la del Espanyol hasta el día que dejase el verde. “Mi sueño era retirarme en el Espanyol. No lo he conseguido pero me llevo muchas otras cosas. Estoy satisfecho, feliz y orgulloso de todo lo que he vivido en el club. Me gustaría que se me recordase como una buena persona, humilde y trabajadora. Para mí sería lo más importante porque es lo que he intentado día tras día. Que se me recuerde como alguien que nunca se rindió. Me he caído muchas veces pero siempre pensando en levantarme lo antes posible. Ese sería mi mejor legado porque son los valores que representan al Espanyol“, indicó.
“Me gustaría que se me recordase como una buena persona, humilde y trabajadora”
Su último encuentro como perico tuvo lugar en Los Cármenes, en Granada, aunque una semana antes jugó en el RCDE Stadium un Espanyol-Valencia en el que, por no estar su futuro oficialmente decidido, no pudo despedirse de la afición como le hubiese gustado. “Las cosas se podrían haber hecho de otro modo. Me hubiese gustado despedirme ese día, pero este acto es muy bonito y me voy feliz y contento“, explicó con cierto sabor agridulce.
Preguntado por su destino, de forma graciosa nombró a un equipo al que seguro que no irá y aseveró que, si se da el caso en el que se tiene que enfrentar al Espanyol, será muy extraño para él. “Todavía estoy un poco aturdido. Lo único que tengo claro es que mi hija no me deja ir al Barça. Se están trabajando cosas, pero no sé todavía. Será complicado y muy extraño enfrentarme al Espanyol, pero el fútbol es así. A pesar de que siempre le tenga cariño especial al Espanyol pues me tocará defender la otra camiseta al 100% si es que se da esa situación”, afirmó.
David López, acompañado de su hija durante el acto de despedida
Vaya donde vaya, y dejando la puerta abierta a un posible regreso, quién sabe si como entrenador o para cumplir otras funciones, David López, ‘El Káiser de Sant Cugat’, nunca dejará de ser perico. “A partir de ahora me uno a vosotros como un aficionado más de esta maravillosa minoría. Le deseo mucha suerte al nuevo míster y a mis compañeros. Seguro que llegarán éxitos. Marcho de la que ha sido mi casa todos estos años y vaya donde vaya no dejará de serlo. Ojalá nuestros caminos se vuelvan a cruzar. ‘Visca l’Espanyol!’“, finalizó.