Ahora que nos preparamos para celebrar el décimo aniversario de la estrella que luce en el pecho de la camiseta de la Selección, se nos va otro de los jugadores de la trilogía mágica. Es ley de vida. Unos antes y otros después. Siempre en nuestra memoria. Le llega el turno a David Villa. El encargado junto a Fernando Torres de convertir en gol todo lo que los ‘peloteros’ guisaban en el centro del campo.
Se marcha el ‘guaje’ con una etiqueta incomparable: máximo goleador de la historia de la Selección. O lo que es lo mismo el mejor realizador de los 100 años de vida de la Roj
a. No llegó a los 100 partidos porque las lesiones no le dejaron, pero sus 98 encuentros le dieron de sí para marcar 59 goles. Hay récord para rato. El primer jugador en activo que le sigue en el ranking de goleadores es Sergio Ramos que suma 21 tantos. Después, Pedro (Chelsea), 17 y Morata, 16.
Además de marcar, Villa entendía el juego y cuáles tenían que ser los movimientos del delantero. Se alejaba del área para volver a ella. No le importó que Luis Aragonés le escorara a la banda izquierda como punto de partida, él sabía bien que su destino final estaba cerca del punto de penalti. Era inteligente en sus desmarques en su juego sin balón y letal cuando remataba
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