Un día cualquiera de este pasado verano, suena el móvil de Ricky Rubio. Al otro lado del aparato, el General Manager de los Cavaliers, Koby Altman.
-Ricky, tenemos la opción de traer a Donovan Mitchell-, dijo Altman
-Si llega, podemos avanzar 3 o 4 años en el proyecto-, le respondió Ricky.
Bendecido por Ricky -según lo que contó el base a ‘El Reverso’-, sentado el de El Masnou en el banquillo compartiendo pareceres con Kevin Love y alguno que otro con LeBron James, Donovan Mitchell vivió esta pasada madrugada su mejor noche con los Cleveland Cavaliers, 43 puntos, 6 rebotes, 5 asistencias y 4 robo. Eligió hacerlo en una de las más solemnes, porque venía LeBron, uno de tantos testigos privilegiados del recital de Mitchell para borrar a los Lakers (116 – 102). Por noches como esta vino el base, aunque se esperan incluso de mejores en la ciudad de Ohio. Y que así, LeBron, intercambiando caricias con el público desde el parqué, se quede en un agradable recuerdo y deje de ser la nostalgia constante.
“Siempre es un amor venir aquí, tengo recuerdos que nunca serán olvidados”, decía, emocionado, ‘The King’. Pero no pueden vivir siempre los Cavs en el anillo de 2016.
No obstante, el equipo de J.B. Bickerstaff ya hace tiempo que se emancipó de ese persistente recuerdo porque su presente es fabuloso como quedó patente contra unos Lakers dolidos por quedarse sin Anthony Davis -al vestuario antes del final del primer cuarto por síntomas de gripe-, pero orgullosos y esforzados, sin perder de vista a los Cavs hasta el último cuarto, hasta que vinieron a decir, que, con todas sus limitaciones ofensivas -más al descubierto aún sin el pívot-, ya no podían más con Mitchell.
‘Spida’ celebró 17 puntos en este último parcial y coqueteó con la perfección al acertar 5 de sus 6 tiros de campo. LeBron, demasiado desasistido y con muchas dificultades en el cinco contra cinco, se quedó en 21 tantos (8/17 en tiros) y sus 17 rebotes midieron todo el empeño que pusieron unos Lakers que removió el pasado en el perímetro, con un espantoso 16% (6/36). En ausencia de Davis y amenaza exterior, imposible que pueda mandar ‘The King’, por mucho que Russell Westbrook le ayudara con 16 puntos (6/13 en lanzamientos), aunque reclamaba también la versión más generosa del base, que esta vez no lo vio tan claro en la dirección con sólo 3 asistencias eclipsadas por 4 pérdidas.
“Venir a Cleveland es siempre un amor”
La gripe no pudo interrumpir a la ‘Ceja’ en un momento más inoportuno, entrometiéndose en un interesantísimo y apasionante duelo de gigantes, el imponente Davis que venía de los estremecedores 55 puntos contra los Washington Wizards frente a las ‘Torres Gemelas’ de los Cavaliers, con la pareja completa una vez Jarrett Allen regresaba de lesión para volver al lado de Evan Mobley, quien había empezada encargarse personalmente de Davis. Se vio reprimido el ‘center’ de los Lakers tanto por el virus como por la defensa de los Cavs, compacta y con tamaño, de modo que sólo registró 1 punto en sus 8 minutos en pista sin lanzar ningún tiro de campo.
Sin Davis, manga ancha para Allen, que festejó su vuelta con 24 puntos (11/14 en TC) -22 de ellos en la primera parte-, y 11 rebotes. El equipo de J.B. Bickerstaff es un ejemplo de cómo sacar el máximo jugo a una sola acción, exhibiendo varias alternativas en un ‘pick and roll’ que tuvo al mismo Allen como prolífico ejecutor. Mitchell (5 asistencias) y, sobre todo, un Darius Garland productivo en la anotación (21 puntos con un 8/18 en TC) pero también magnífico en la dirección -11 pases de canasta y sólo 1 pérdida-, manejaban magistralmente las jugadas de bloqueo directo, algunas veces más lateral, mientras Allen también le daba variedad en la definición a veces con continuaciones más cortas, a veces más largas.
Los Lakers insistían en defender en ‘drop’ e invitando al manejador a tirar pero ese tipo de defensa naufragó en muchas ocasiones, ya que cuando no era Allen finalizaban Mitchell o Garland tirando en ocasiones del tiro flotante. El Mitchell dejaba una demostración de habilidades y los Cavs de equipo al anotar en jugadas más al margen del balón también en acciones como el ’pindown’.
Parecía cuestión de tiempo que el equipo de Darvin Ham se despidiera del partido pero la lógica tardó en imponerse y no fue hasta el final que se rompió un encuentro que llegó 85-83 para los Cavs al término del tercer cuarto.
Los Lakers sacaron el máximo provecho a las transiciones para aguantar el tipo al descanso (57-51), así como a recursos como las penetraciones de Russell Westbrook para producir en su atascado ataque estático, donde recibieron para su sorpresa una doble e inesperada alegría. No tanto la de un Dennis Schröder (16 puntos) que poco a poco va dejando visos de lo que fue en el Eurobasket como Thomas Bryant. El ex de los Wizards, de 25 años, reemplazó a Davis de manera muy digna y, en su mejor partido del curso, sumó 19 puntos (8/12 en tiros) y 9 rebotes, siendo un soporte fundamental en la pintura en ambos lados de la pista. De haber ganado habría sido un día redondo en unos Lakers que ofrecieron una gran imagen de equipo con 52 puntos desde el banquillo por 19 de los Cavs, a quienes, con Mitchell en este estado, tampoco les hacía falta.
El papel de Bryant fue fundamental para cerrar las continuaciones sobre un Allen que apenas pudo tirar en la segunda parte, quedándose reducido a 2 puntos (1/3 en lanzamientos). Pero Mitchell, de tres, desde la media distancia, y de todas las maneras -los Lakers le acabaron defendiendo con cambios-, fue del todo incontenible y acabó siendo el pregonero de la fiesta en una Cleveland quiere seguir recordando con cariño a LeBron pero, a la vez, quiere olvidarle.
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