De cerca: cómo funciona el lanzacohetes de Kim Jong-un


Pionyang mostró el miércoles imágenes de su última prueba de armamento mientras persisten las especulaciones sobre el reinicio del diálogo con Washington, que puede ahora dar un giro tras el despido del Consejero Nacional de Seguridad de EEUU, John Bolton.

La propaganda norcoreana aseguró este miércoles que el arma que probó en la víspera fue un lanzacohetes múltiple de gran calibre como el también utilizado por el régimen el pasado agosto.

No obstante, en el comunicado de la agencia KCNA en el que se explica que el líder norcoreano, Kim Jong-un, supervisó personalmente la prueba no se califica la misma de éxito, lo que ha llevado a los analistas a especular con la posibilidad de que el armamento no funcionara correctamente.

Las imágenes publicadas por KCNA muestran al líder presenciando el lanzamiento, en el que también estuvo presente su hermana y brazo derecho, Kim Yo-Jong, y lo que parece ser un sistema con cuatro tubos de lanzamiento de 600 milímetros montado sobre una plataforma móvil erectora (TEL).

A su vez, las fotos muestran a Kim Jong-un comprobando el TEL tras la prueba, desvelando así que Corea del Norte pudo probar tres proyectiles, y no dos, que fue lo que detectaron originalmente el martes las autoridades militares surcoreanas y estadounidenses.

El Estado Mayor Conjunto sureño dijo en la víspera que Pionyang disparó “dos proyectiles de corto alcance no identificados” hacia el Mar de Japón (denominado Mar del Este en las dos Coreas) desde la franja occidental del país.

Los proyectiles, según Seúl, recorrieron unas 220 millas y alcanzaron un apogeo de entre 37 y 40 millas.

De este modo, y dado que KCNA no ha destacado el “éxito” de la prueba como ha hecho en otras ocasiones, se cree que se pudo realizar el lanzamiento de un tercer proyectil que habría resultado fallido.

Este es el octavo ensayo armamentístico norcoreano de este verano, en el que el régimen de Kim Jong-un ha protestado airadamente por unas maniobras militares conjuntas ejecutadas en agosto por Seúl y Washington al sur del paralelo 38.

Semejante escenario hizo imposible retomar las conversaciones sobre desnuclearización, tal y como acordaron en un principio el propio Kim y el presidente estadounidense, Donald Trump, durante la cumbre informal que mantuvieron en la frontera el pasado 30 de junio.

Sin embargo, la prueba norcoreana del martes se produjo horas después de que la viceministra de Exteriores, Choe Son-hui, dijera que el régimen ve con buenos ojos acordar una fecha para sentarse a hablar con representantes de la Casa Blanca a finales de septiembre.

El ensayo con proyectiles sería pues un gesto posiblemente destinado a añadir presión y acelerar así el inicio de estas conversaciones.

Esta renovada voluntad de retornar a la mesa por parte de Pionyang parece allanar el camino para una nueva ronda de diálogo, pese a que Washington aún no ha dicho a las claras que vaya a aceptar una cita para final de mes.

Por otra parte, la destitución de Bolton, anunciada el martes por Trump, puede deparar una nueva serie de posibles escenarios en estas conversaciones.

Algunos expertos consideran que el despido del “halcón” neoconservador puede aportar mayor flexibilidad negociadora por parte de la Casa Blanca y que de seguro será bien recibido por Pionyang, que aún no se ha pronunciado sobre su cese.

Bolton ha sido objeto de críticas e insultos por parte del régimen, ya fuera por su postura favorable a realizar un ataque preventivo sobre Corea del Norte o por su insistencia en tratar de poner sobre la mesa el modelo libio de desnuclearización, que acabó con Gaddaffi derrocado y asesinado menos de una década después.

Por otra parte, algunos creen que sin el perfil más duro y técnico de Bolton, Washington pierde posibilidades de poder cerrar un acuerdo que de verdad implique esa “desnuclearización completa, verificable e irreversible” del régimen que ha defendido hasta ahora la administración Trump.


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