¿De dónde salen las perlas y cómo se forman?

Las perlas son unas de las joyas más valiosas y apreciadas a nivel global. Sin embargo, su proceso de formación continúa siendo un completo misterio para muchas personas, así que a continuación explicamos paso a paso cómo se forman las perlas naturales.

El amor por las perlas tiene su origen en miles de años de antigüedad. Ya en el Imperio Romano se le dedicó la perla a Afrodita, y en la civilización inca sólo la realeza podían llevarlas.

En la Edad Media se utilizaban a modo de decoración, y fue en el Renacimiento cuando se empezaron a usar como joyas. En el año 1939 se halló en Filipinas la perla más grande de la que se tiene constancia: medía 22 centímetros de largo y 10 centímetros de ancho.

Así se forman las perlas

Lo primero a tener en cuenta es que son un producto de origen animal porque se forman en los moluscos a partir de materia mineral, sobre todo en mejillones y ostras. El proceso de formación ocurre a modo de herramienta defensiva contra un determinado elemento que causa irritación, como los granos de arena. Cualquier cuerpo extraño que entra en contacto con el molusco se cubre de láminas de nácar, que se solidifican y terminan dando lugar a la piedra.

¿Se puede producir una irritación en un molusco de manera intencionada para que se forme una perla? Lo cierto es que sí. Hay que hacer una pequeña herida en el manto del animal e introducir una sustancia irritante, como granos de arena. La calidad de estas perlas es la misma que la de las naturales, aunque su precio en el mercado es más bajo porque son más numerosas.

La gran mayoría de las perlas que se utilizan en joyería son de forma redonda y color blanco. Son las más conocidas, aunque no todas son así. Hay perlas de diferentes colores, e incluso en el océano Pacífico se pueden encontrar perlas negras.

El color de la perla depende en gran medida del tipo de molusco, así como de la temperatura del agua. Aunque las blancas son las más conocidas, hay otras de color pardo, rosa… Algunos de los sitios donde se pueden encontrar estas jotas son el Mar Rojo, el Golfo Pérsico, la Polinesia, Australia, Japón, Alemania, Irlanda, China, Austria y Escocia.


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