Cuatro entrenadores en una temporada. Se dice rápido, pero es lo que ha sucedido en el RCD Espanyol este curso. El conjunto perico ha anunciado este sábado -un día antes de medirse al Real Madrid- la destitución de Abelardo Fernández. Rufete, el director deportivo, asumirá las riendas del equipo hasta final de temporada, convirtiéndose en el cuarto técnico que dirija la plantilla perica.
Desde el club, la extrema medida de echar a Abelardo responde a criterios deportivos en pos de intentar salvar la categoría, sin embargo a ojos de los demás sirve como fiel reflejo de los bandazos que ha ido realizando la gerencia y que ha influido negativamente en el equipo. Esta ha sido la ruleta de entrenadores que se ha producido en el conjunto blanquiazul.
Gallego, la apuesta tras marcharse Rubi
La temporada empezó con David Gallego, un técnico de la casa, en el banquillo. Hacer olvidar la marcha de Rubi y el reto de jugar en Europa fueron los retos que debía asumir el catalán, sin embargo la mala dinámica del equipo en Liga terminó con su despido.
Su inmaculada trayectoria en la Europa League, clasificó el equipo para la competición e hizo brillantes actuaciones en la fase de grupos, no atenuó que en el campeonato doméstico consiguiera únicamente 5 puntos de 24 posibles, terminando con su cese tras la octava jornada.
Machín nunca conectó
Tras Gallego, llegó Machín, quien empeoró los números ligueros del preparador de Súria. Como su predecesor, el soriano brilló en Europa, clasificando el equipo para los octavos de final de la Europa League, sin embargo también naufragó en Liga.
Su rigidez táctica terminó por incomodar a los futbolistas y provocando su salida del club. Su balance liguero fue pésimo, sumando los mismos puntos que Gallego (5p.) pero en dos jornadas más (10).
Abelardo, la teórica solución
Abelardo se embarcó en la difícil misión de hacer resucitar a un equipo moribundo y que ya ocupaba el farolillo rojo de LaLiga con 10 míseros puntos. Su experiencia al frente de Sporting y Alavés, a los que salvó pese a su crítica situación, llenaba de optimismo, pero como sus homólogos el asturiano ha terminado defenestrado.
Pese a su intensa labor y haber sumado más del doble de los puntos que lleva cosechados el equipo en este momento (14 de 24), lo cierto es que no ha conseguido lo que se venía proponiendo cuando aceptó el reto de dirigir al Espanyol.
Su abrupta salida parece totalmente inmerecida y fruto de las urgencias de un equipo que parece destinado a la quema. Rufete, director deportivo, asume las riendas de una plantilla totalmente resquebrajada y con la afición de uñas al ver la nula planificación realizada por el club.
Despedir a tu entrenador, por tercera vez en una temporada, a un día de jugar contra el Madrid y cuando aún quedan 21 puntos por disputarse es un completo un sinsentido. Una decisión tomada en caliente y sin ningún argumento razonable que convenza a una afición cada vez más furibunda.
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