El último fichaje del Athletic demostró el pasado sábado en el Pizjuán que sabe manejar con soltura todos los aspectos del juego. Se sacrificó por el bien común: el equipo. Estuvo listo para ’cazar’ a Lamela evitando el gol sevillista y encima lo hizo antes de pisar el área. Se ganó la expulsión, vía VAR, pero es un mal menor para lo que podía haber sucedido.
Buen detalle del jugador. En lo deportivo se le nota que aún no está al ritmo de sus compañeros y su titularidad deberá esperar.
Hemos hablado mucho de la dificultad del calendario que le aguarda al Athletic en octubre. Es cierto, pero se pueden hacer varias lecturas respecto al mismo. Con el nivel de juego, confianza y valentía que veo en el equipo bilbaíno, el partido ante los colchoneros lo veo más como una oportunidad de aumentar la distancia con ellos y enviar un mensaje de autoridad al resto de equipos de La Liga.
Que sepan que si quieren bajar a los pupilos de Valverde de la zona Champions, deberán derribarles, no esperar a que se caigan de maduros.