Hace 365 días que nos llevábamos un alegrón descomunal al ver la primera imagen de María Jiménez tras abandonar el centro médico San Rafael de Cádiz. En ella se la veía espléndida, con buen aspecto y significaba dejar atrás un periodo negro entre las paredes de un hospital, más de dos meses ingresada en la UCI. Una obstrucción intestinal derivó en otras infecciones hasta el punto de poner en jaque su vida. Ella misma llegó a decir que entró prácticamente muerta a los cuidados intensivos. Pero la trianera es una mujer valiente y le ganó la partida a la muerte. Salió revitalizada y con ganas de seguir haciendo alarde de ese cachondeo que durante tanto tiempo se ha convertido en su compañero imaginario de vida.
Ahora, un año después de su recuperación, la cantante ha vuelto a disfrutar de la música esta semana. Hace tan solo unos días que la veíamos subirse con alegría y buen rollo a las tablas del Starlite de Marbella. Algo que podría ser rutina en una artista con su dilatada carrera musical, pero que en su caso sí que es noticia. María Jiménez ponía fin a 18 años de ausencia sobre los escenarios. Se dice pronto, casi dos décadas sin oír su incomparable voz. Su cara reflejaba la ilusión de un crío el día que llegan los Reyes Magos. A sus 70 años volvía a sentir el gusanillo de volver a ponerse delante de un micrófono y un evento de altura como es Starlite y poco o nada importaba que tuviera que valerse de una silla de ruedas para caminar. Para su día grande se rodeó de amigos de la música de la talla de Remedios Amaya, Miguel Poveda, Raimundo, Mari Peña o Pitingo. Todo queda entre colegas y ellos mejor que nadie saben lo mal que lo ha pasado la sevillana.»Esto es como si fuera un cumpleaños mío, señoras y señores. Qué alegría estar aquí, la verdad es que estábamos locos por venir hoy a Starlite», dijo justo antes de interpretar algunos de los éxitos que han marcado su carrera musical.
Los dramas de María Jiménez
Su personalidad siempre le ha dado la mano a un optimismo y a una alegría sin parangón. De hecho bien podría ser la artista paradigma de ambos. Y eso que la vida no se lo ha puesto nada fácil con varapalos que bien podría haberle amargado el carácter. Nada más lejos de la realidad. María Jiménez ha sacado fuerzas de flaqueza en los momentos de mayor debilidad.
Puede que el 7 de enero de 1985 fuera su peor recuerdo. Ese día a María le dejó de latir el corazón. Su hija de 17 años perdía la vida en un brutal accidente de tráfico a mitad de la madrugada. Un episodio que ha marcado completamente su trayectoria y del que aún se emociona cuando lo recuerda. Ahí se acabó una de las tantas vidas que ha vivido.
Otro capítulo negro fue su tormentosa relación con Pepe Sancho, al que ella definía como «un cachondo en la calle pero que en la casa se transformaba». Sufrió de lo lindo, igual que cuando en 2013 le diagnosticaron un cáncer de mama al que también venció. No cabe duda de que María Jiménez está hecha de otra pasta y todo lo bueno que le pase ahora es merecido. Por lo pronto ha roto con su sequía de casi veinte años sin subirse al escenario y para el próximo otoño se espera el lanzamiento de su nuevo álbum de estudio. Como ella misma diría: «De luchar contra la muerte, empecé a recuperarme un poco y olvidé. Todo lo que te quería y ahora ya, y ahora ya, mi mundo es otro». A disfrutarlo.