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De Ligt condena a Países Bajos y Chequia se cuela en cuartos

El fútbol sigue siendo tan curioso como siempre. Y es que un deporte que se juega con los pies, el Países Bajos – República Checa se decidió por unas manos. Concretamente las de Matthijs De Ligt que, en su intento de frenar a Schick en lo que fue la jugada clave del partido, cometió un error imperdonable despejando el balón con ellas y condenó a los suyos. La República Checa aprovechó entonces para mandar a casa a la Oranje y firmar la primera gran sorpresa de esta Eurocopa. Ya están en cuartos y jugarán frente a Dinamarca.

Ritmo sin sustos

Al mismo ritmo que avanza el torneo, disminuye el margen de error. Es evidente. Por ello, al comienzo de cada partido, las selecciones se miden, se analizan. Y eso en el Países Bajos – República Checa quedó claro desde el principio. Iban a conocerse y después a jugar. Si bien es cierto que los neerlandeses llevaron el peso del partido en los primeros compases, los checos no sufrieron un acoso y eso desembocó en un fútbol muy responsable por parte de las dos selecciones. Con ritmo pero sin sustos.

Las imágenes de la victoria de la República Checa sobre Países Bajos


Jugadores como Wijnaldum o De Jong estuvieron algo apagados y solo Memphis y Dumfries, cuya nota en esta Euro está siendo de sobresaliente, fueron la vitamina de la Oranje en los ataques.

República Checa, por su parte, se limitó a lanzar algún que otro contragolpe con rapidez pero sin puntería, dos conceptos que hay que conjugar obligatoriamente para poder traducir las ocasiones en goles.

Y los errores llegaron y condenaron

Y si a la primera parte le faltaron sustos, a la segunda le sobraron. Primeramente Vaclik solventó el de su equipo con una parada que frenó el gol de Malen en un arranque del neerlandés al más puro estilo Ronaldo Nazario, y después el de De Ligt que, incomprensiblemente, decidió que era mejor detener el ataque de Schick con la mano que con una falta táctica. El árbitro revisó la jugada y le expulsó condenando a los de De Boer a sostener su papeleta con un jugador menos.

Fue entonces cuando la República Checa vio la rendija por la que conseguir la machada y la aprovechó. Holes, después de un córner, remató en segunda opción tras una mala salida de Stekelenburg y puso por delante a los suyos a falta de 20 minutos.

A partir de ahí, Países Bajos fió todo a su ataque y lo pagó en un contragolpe bien llevado por los checos que cerró Schick con un pase a la red. Los checos ya habían firmado la sorpresa. Ya estaban en los cuartos y empezando a soñar con todo.


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