Ese producto llamado “arbitraje”, que año a año supone un coste superior en las cuentas de los clubes y por el que ingresan cantidades disparatadas los célebres colegiados, sigue siendo en ocasiones de pésima calidad, como antaño. Intolerables aquellos errores que parten de la renuncia a los medios técnicos que se han puesto a su alcance de un tiempo a esta parte como ayuda.
Anoeta y Cádiz, un reflejo. Renunciar al VAR o utilizarlo mal no sólo debiera suponer “nevera”. ¿Por qué no tocar también el bolsillo a los negligentes, como en el caso de los futbolistas con ciertas tarjetas? Los clubes se juegan demasiado para permitir que se den ciertas situaciones.
Los fervientes admiradores de Rafa Nadal sufrimos ante su mala racha de lesiones. Ese cuerpo exprimido hasta el límite con el que ha llegado a ser el mejor y levantar partidos imposibles sigue cobrándose facturas en este “last dance” del manacorí. A día de hoy, cuerpo y mente posiblemente vayan a ritmos distintos.
Se ha levantado de situaciones similares en infinidad de ocasiones y seguro que ya tiene en el horizonte el Gran Slam que ha dominado con tiranía a lo largo de las últimas dos décadas. ¿Alguien se atreve a decir que no resurgirá por enésima vez?
¡¡¡Vamos, Rafa!!!