Sus 501 partidos con el Arsenal se distinguieron a menudo por numerosos actos de violencia gratuita en el campo. Fue un jugador expeditivo, que no tenía contemplaciones con las piernas rivales. Un ‘Bites Yer Legs‘ que tan bien acuñó Brian Clough para referirse a esos defensas que ‘marcan territorio’ a los delanteros habilidosos. “Peter, ya sabes qué hacer” fue una de las frases que escuchó muchas tardes antes de salir al terreno de juego de Highbury, casa del Arsenal, donde Storey defendió, durante 15 años, la camiseta roja y blanca de los ‘Gunners’.
Un hooligan más
Para Peter Storey (7/9/45) , el Arsenal fue su equipo desde una temprana edad y no deseaba jugar en ningún otro sitio. Firmó por los ‘Gunners’ a los 16 años dejando la escuela para ser futbolista. En 1961 empezó su carrera como juvenil en la Liga Metropolitana y firmó como profesional en 1962 pero no fue hasta 1965 que debutó como lateral izquierdo. Los resultados no acompañaban pero él estaba donde siempre había soñado. Jugaba, hacía su trabajo tal y como se le pedía y ganaba dinero. Dinero que había que reinvertir.
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Un defensa agresivo
Rápidamente Storey se afianzó en su posición de defensa de contención y la prensa de la época ya hacía hincapié en su rudeza y que se excedía en desmesura. En la temporada 1966-67 lesionó de gravedad al extremo del Manchester City Mike Summerbee y protagonizó una pelea en el partido de FA Cup contra el Gillingham. Esa temporada los ‘Gunners’ consiguieron reducir los goles encajados de 75 del curso anterior a 47. Aunque Storey se perdió ocho partidos por enfermedad y lesión, tuvo tiempo de anotar su primer gol en el empate a 1 contra Nottingham Forest en Highbury. La temporada siguiente, la 67-68, Peter recibió su primera tarjeta roja. No fue por una entrada dura, que las hubo, sino por haber proferido graves insultos al adversario.
Con los ‘pross’
A principios de los 70, el Arsenal pasaba una buena época. El equipo estaba bien compensado y Storey contribuía con su habitual dureza. La temporada 70-71 defendían el título de campeones de la Copa de Ferias, pero cayeron contra el Colonia. Ganaron la liga en un mano a mano con el Leeds en muchas jornadas. Hicieron doblete al ganar al Liverpool en la final de la FA Cup. Eso le valió ser internacional con Inglaterra en la victoria 3-0 sobre Grecia en Wembley en un partido clasificatorio para la Eurocopa de 1972. Participó en otros pero de menor importancia.
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El declive y aparece la chica Playboy
La campaña de 1971-72 empezó mal para Storey en el plano deportivo con una lesión que lo tuvo fuera varios meses. En el plano sentimental, su primera esposa, Susan, lo dejó al cabo de dos años de estar casados por sus “maneras desenfadadas y despreocupadas”. Lejos de hundirse en la miseria anímica, se resarció cuando conoció a su segunda esposa, Cathy McDonald, en el club Playboy de Londres. Deportivamente, el Arsenal fue barrido por el Ajax de Cruyff en la Copa de Europa y en la FA Cup llegaron a la final, pero la perdieron ante el Leeds por 1-0. Ahí empezó el declive del Arsenal. En el curso 72-73 aunque terminaron segundos por detrás del Liverpool, las cosas no funcionaban en el vestuario. En la temporada 73-74 fueron eliminados de la Copa de la Liga por un tercera división, el Tranmere Rovers y de la FA Cup por el Aston Villa que militaba en segunda. En la temporada 74-75 acabaron la temporada a cuatro puestos del descenso y Storey ya no tenía el protagonismo que había cosechado durante temporadas anteriores.
En 1975 se casó con la conejita Playboy con quien tuvo una hija en diciembre de 1976, Natalie, y arrendó el pub Jolly Farmers por tres años. El matrimonio con Cathy se desmoronó por pasar más noches en el pub que en casa. No ha sabido nunca nada más de su hija Natalie (tiene tres hijos más).
El 8 de marzo de 1976, Storey fue suspendido por el club por negarse a entrenar junto al equipo reserva. En la temporada 76-77, que supuso la última de Storey como ‘Gunner’, también fue sancionado por negarse a entrenar y aceptó una transferencia gratuita al Fulham (en Segunda) en marzo de 1977.
El Fulham estaba en segunda división en la zona de descenso y Storey, junto a George Best, Bobby Moore y Rodney Marsch, ayudó a que los ‘Cottagers’ salvasen la temporada. Su contrato fue cancelado en noviembre de 1977.
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Billetes falsos y un burdel
Paralelamente a la gestión del pub, decidió invertir en una empresa de taxis en Newington Green, pero fue un fracaso y las autoridades anti delictivas le pusieron el ojo encima por si había irregularidades.
Y entonces, los hermanos Barry, John y Tony, aparecieron en su vida. Vivían dos calles más abajo del pub Jolly Farmers y solían pasarse por allí cuando tenían que cerrar un trato o, sencillamente, cuando necesitaban una copa para pasar página a sus fechorías. Fueron las malas compañías a las que Storey siempre hace referencia.Le pidieron dinero y él gustosamente les prestó una cantidad de libras para un negocio. Siempre ha dicho que desconocía que fuera para falsificar billetes. Los pillaron. Condenado a tres años de prisión, el pub también entró en bancarrota. En 1979 las deudas acuciaban y no se le ocurrió mejor manera que montar un prostíbulo durante su libertad condicional: haría dinero rápido y huiría (tenía prevista recalar en España). Lo descubrieron otra vez, se declaró culpable y se le impuso una multa de 700 libras (por lo del burdel). También fue encarcelado algunas semanas por desacato al tribunal al no comparecer por sus audiencias de quiebra (por el pub). Al final, cumplió su condena de tres años (por lo de la falsificación de dinero).
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Trabajos variopintos
Corría 1983 y al salir del penal, Storey tenía que empezar de nuevo. Casado en terceras nupcias con Gill, durante un tiempo trabajó en un puesto del mercado de Portobello Road. Su tercer matrimonio duró hasta a finales de la década de los 80. Parecía que encarrilaría su vida pero tuvo otro desliz. En 1990, fue detenido y se declaró culpable de hacer contrabando de pornografía cuando intentaba entrar a Inglaterra varios packs de películas escondidos en su rueda de repuesto. Fue encarcelado 28 días. Después de separarse, hizo de taxista en Islington pero duró poco y en 1995, estuvo en Estambul trabajando de chófer para Hamad bin Khalifa Al Thani, emir de Catar, y su séquito.
Finalmente, parece que sentó la cabeza en 2004. Vendió gran parte de sus camisetas, trofeos y memorabilia y se fue a vivir a un pueblo cerca de Toulouse donde se resarce de sus malas compañías. Admite que “Nunca intentaré comenzar a poner excusas por lo que hice en el fútbol y en la vida”.