De María a Fiona: la pesadilla de los huracanes se repite en Puerto Rico

De María a Fiona: la pesadilla de los huracanes se repite en Puerto Rico

Hace cinco años, Puerto Rico estaba a oscuras. El huracán María había atravesado la isla y destruido la red eléctrica, causando un apagón masivo. Hoy, la pesadilla se repite. Más de un millón de personas continúan sin electricidad y más de 800.000 sin agua potable tras el paso del huracán Fiona, que tocó tierra en la costa suroeste del país la tarde del pasado domingo. Dos horas antes de que el ojo del huracán alcanzara la isla, el servicio eléctrico no fue capaz de aguantar y colapsó. La isla, que aún se está recuperando de los estragos causados por el ciclón en 2017, se quedó completamente sin luz en medio de una nueva emergencia.

No se sabe cuánto tiempo Puerto Rico estará sin luz, pero el gobernador, Pedro Pierluisi, ha dicho que espera que el servicio se restaure en cuestión de “días”. No obstante, el colapso de la red eléctrica reabre una de las heridas más profundas que dejó el huracán María hace cinco años. El 20 de septiembre de 2017, María atravesó Puerto Rico como un huracán de categoría 4. Tumbó la red eléctrica de la isla y causó, entre otras cosas, el apagón más largo de la historia de Puerto Rico. Algunas comunidades, especialmente en la zona montañosa del interior del país, llegaron a estar más de un año sin energía eléctrica ni agua potable.

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Cuando se logró restablecer el servicio eléctrico, se hizo como se pudo. No hubo planificación ni diseño. “La red quedó completamente débil porque se levantó con lo que había”, explica Fabio Andrade, ingeniero eléctrico y profesor asociado del recinto de la Universidad de Puerto Rico en Mayagüez. “Se hicieron enmiendas pensando que serían temporeras y que luego se mejorarían”, añade Andrade, “pero nunca se hicieron los arreglos que se deberían haber hecho. Entonces, ahora llega otro huracán y se vuelve a caer”. El ingeniero prevé que la restauración de la electricidad tras el paso de Fiona será “un proceso lento”. “Al dejar que toda la isla esté en un apagón total, el proceso de arranque va a tomar tiempo. Se va a tener que revisar línea por línea para poco a poco comenzar a levantar la red”, advierte Andrade.

Andrade espera que Fiona sirva de advertencia para el Gobierno, que no ha sido capaz de reconstruir la red desde el paso de María en 2017. “Esto les hará tener conciencia de que esto hay que arreglarlo ya. Tuvimos cinco años después de María para recuperar a la isla y reconstruir la red antes de que llegara otro huracán. No se hizo y ahora hemos visto que con cualquier tormenta vamos a colapsar porque la isla no está preparada”, señala el ingeniero.

El apagón causado por Fiona no es el primero que ha habido en Puerto Rico desde 2017. En el último año, ha habido otras dos ocasiones donde el país entero se ha quedado sin luz por fallos en la red eléctrica. Todas estas interrupciones del suministro de electricidad han ocurrido bajo la gestión de Luma Energy, el consorcio privado al cual el Gobierno otorgó en 2021 un contrato de 15 años para que se encargara de la transmisión y distribución de la energía en la isla. Se supone que la privatización del sistema eléctrico sería la solución para todos los males causados por María. Pero la realidad es que desde que Luma asumió el cargo las interrupciones en el servicio han sido constantes, mientras que la compañía ha ido incrementando el precio de la luz. En solo un año, los clientes han visto sus facturas dispararse un 58%. Ahora, la isla depende de una compañía en la que no confía para restaurar la electricidad y evitar que el apagón dure meses, como ocurrió con María.

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SuscríbeteDaños “catastróficos”

Los puertorriqueños saben que solo el pueblo salva al pueblo. Saben que cuando las carreteras están cortadas por árboles caídos, se agarra un machete y se cortan las ramas para abrir paso. O que cuando un río se sale de su cauce y atrapa a una familia, hay que encontrar una embarcación que logre cruzar la corriente del río para rescatarla. Lo aprendieron con María hace cinco años y lo han vuelto a vivir con Fiona, que dejó hasta 30 pulgadas de agua acumulada en distintos puntos de la isla después de más de 24 horas de lluvia torrenciales. Los vientos de la tormenta arrancaron postes eléctricos, árboles y techos de hogares y negocios. Hubo derrumbes, deslizamientos e inundaciones, que hicieron que miles de ciudadanos tuviesen que ser rescatados y desalojados de sus residencias. Al menos cuatro personas han muerto como resultado de la emergencia.

El Gobierno de la isla aún se encuentra en proceso de evaluar todos los daños causados, pero se estima que son “catastróficos” y millonarios. El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, aprobó el domingo una declaración de emergencia para la isla, lo cual permite que la Agencia Federal para el Manejo de Emergencias (FEMA, por sus siglas en inglés) asista al Gobierno local en las medidas de protección inmediatas. Más adelante también se puede aprobar una declamación de desastre, como se hizo con el huracán María, para que FEMA pueda asistir también en la recuperación a largo plazo. Puerto Rico es un territorio estadounidense, por lo que depende del Gobierno federal para mitigar los efectos de una emergencia como esta.

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