De Pogba y Kanté a Benzema y Mbappé


”Nos faltó orgullo y fiereza”, dijo Didier Deschamps, para explicar el hundimiento de Francia ante Bélgica en la primera parte de la semifinal de la Liga de Naciones, este jueves en Turín. Cuando acto seguido alguien en la conferencia de prensa le pidió que explicara las razones de la remontada del 2-0 al 2-3, el técnico cambió un verbo transitivo por otro: “Demostramos orgullo y fiereza”.

El discurso unidimensional —pura emotividad— del seleccionador del equipo con mayor potencial del mundo, es tan oscuro como transparente. El orden de Francia es el orden defensivo. Para atacar no hay más adiestramiento que el que improvisan las individualidades que forman la vanguardia. Como dice Raynald Denoueix, que fuera entrenador del Nantes y la Real Sociedad: “Confundimos trabajo colectivo con trabajo defensivo; y no siempre es lo mismo”.

Si el trabajo de Deschamps consiste en coordinar 11 jugadores para evitar que les hagan goles, el resto de la faena es cosa de Pogba, Griezmann, Mbappé, y, fundamentalmente, de Karim Benzema. A sus 33 años, el punta del Madrid ha pasado de permanecer seis años marginado por razones jurídicas —en tanto se dirima el juicio que determinará su grado de implicación en el caso de extorsión criminal al futbolista Mathieu Valbuena— a convertirse en el principal estratega de las operaciones que conducen a la portería contraria. Incluida la remontada ante Bélgica, que se inició con uno de los goles más hermosos que se han visto esta temporada.

Máximo goleador del equipo durante la Eurocopa, con cuatro dianas, Benzema profundizó su influencia en una noche que expuso la creciente descomposición de la estructura defensiva que caracterizó a Francia en los últimos años. El cambio de esquema ensayado por Deschamps para tapar la vía de agua, del 4-3-1-2 al 5-2-1-2, no evitó que entre Varane y Pogba aumentaran los espacios y la sensación de fragilidad. [LADILLO]

Bélgica explota la brecha

Francia recibió seis goles en los siete partidos del Mundial de 2018, antes de coronarse campeona en Moscú. Los mismos goles que encajó en los cuatro partidos que disputó en la pasada Eurocopa antes de ser eliminada por Suiza y revelar una brecha inesperada en la muralla que representa el sello personal de Deschamps. La brecha sigue ahí. Bélgica le hizo dos goles y pudo hacer más si hubiera concretado las numerosas ocasiones que descubrieron Lukaku, Hazard y De Bruyne.

Benzema impidió el naufragio con la colaboración imprescindible de Pogba y Griezmann, siempre regulares, y con el añadido deslumbrante de Kylian Mbappé. El nueve del PSG completó con 22 años su partido internacional número 50, hito de precocidad desconocido en Francia. También fue el octavo encuentro en el que coincidió con Benzema y resultó el más prolífico de todos.

“Kylian y Karim han hecho un trabajo excepcional arriba, presionando, marcando y haciendo la diferencia. Un partido fantástico”, dijo Griezmann.

Griezmann ha desempeñado un papel singular. El tercer capitán es el puente entre los dos delanteros y el resto de una plantilla con la que mantienen una relación esquiva. Por sus antecedentes en el caso Valbuena a Benzema muchos le han hecho el vacío, no así Mbappé. El jugador del PSG observa en el madridista la clase de aristócrata del fútbol a la que él quiere asimilarse. Lo manifiesta con su lenguaje corporal, en cada entrenamiento y en cada partido. El jueves en Turín, el único que no se unió a la rueda de jugadores que debatieron qué hacer en la segunda parte, según salían del vestuario, fue Mbappé. Mbappé solo se arrimó a discutir con Benzema. Y Benzema solo se movió para acercarse a Pogba, a quien le sugirió algunas ideas. La primera, que siempre intentaría ofrecerle un punto de apoyo fuera de la zona natural del nueve. Ningún nueve en el mundo es más influyente fuera del área.

Lo que siguió fueron los mejores momentos de Mbappé con Francia desde 2018. Si en 120 minutos de eliminatoria contra Suiza en la Eurocopa no remató a puerta y apenas hizo dos regates buenos de ocho intentos, contra Bélgica en 90 minutos remató dos veces a puerta —incluido el penalti—, y regateó en nueve de 12 intentos, además de robar tres balones y de aumentar sus asociaciones con Griezmann de 17 a 26.

Después de amenazar con abandonar la selección, el pasado verano, su reacción fue de “fiereza”, a decir de su entrenador. “Siempre me aseguré de estar a su lado”, declaró Deschamps, tras el partido. “Sé muy bien que el equipo de Francia es más fuerte con Kylian que sin él”.

El rival de España en la final del domingo levantó la Copa del Mundo apoyado en Pogba y Kanté. Ahora se ha puesto en manos de Benzema y Mbappé.

Puedes seguir a EL PAÍS DEPORTES en Facebook y Twitter, o apuntarte aquí para recibir nuestra newsletter semanal.




Source link