Parece que los Brooklyn Nets quieren ganar a Los Angeles Lakers a la hora de escribir el guión más disparatado y digno de Hollywood en las últimas temporadas de la NBA. Después de cortarle la cabeza a Steve Nash, un entrenador que ha debutado en los banquillos con balance de 94 victorias y 67 derrotas en dos tumultuosas temporadas con el equipo, ahora pretenden darle las riendas a un técnico brillante pero con bulto añadido. Ime Udoka es el elegido para sustituir al canadiense en Nueva York, y según The Athletic y ESPN el acuerdo llegará en las próximas horas.
Deportivamente, el movimiento no es malo. El todavía entrenador jefe de los Boston Celtics, aunque suspendido por violar el código interno de la franquicia, llevó a los de Massachussets a las Finales de la NBA en su año de debut en el cargo. Más allá de lo meramente deportivo, el movimiento es añadir otro capítulo a la historia de escándalos que acumulan los Nets en los últimos cursos.
Que si la vacunación de Kyrie Irving el año pasado, que si el hartazgo de James Harden, que si la petición de traspaso de Kevin Durant en verano, que si los problemas mentales de Ben Simmons, que si la película antisemita esta misma semana… No hay día en que Brooklyn no sea más protagonista por lo que ocurre fuera de las canchas, a pesar de contar con un elenco cargado de estrellas dentro. Añadir a la receta a Udoka, tomando todo esto en cuenta, huele a desastre.
Los vigentes subcampeones ya han dicho que están dispuestos a dejar marchar libremente al entrenador que les llevó en un año donde no había estado en los últimos doce. No es habitual, ya que en estos casos las franquicias piden a cambio, como compensación, alguna o varias rondas del Draft. El motivo detrás de todo ello es turbio. El técnico mantuvo una relación íntima con una empleada de la organización, algo que prohíben los estatutos de la misma. El asunto que no se ha mencionado explícitamente desde Boston es que hubo un mal uso de la relación de poder entre ambas partes y comentarios de mal gusto en el seno del equipo.
Sean Marks, GM de los Nets, tiene una relación de pasado con Udoka, que fue asistente de Nash en Brooklyn antes de convertirse en entrenador jefe de los Celtics. Previamente, en la temporada 2019-2020, también entrenó a Simmons como ayudante de Doc Rivers en los Philadelphia 76ers. Previamente, el ejecutivo y él habían trabajado juntos en los San Antonio Spurs de Gregg Popovich, de donde sale el talento táctico del preparador de 45 de origen nigeriano. A pesar de arrancar el curso 18-21, el técnico supo dar con la tecla adecuada y propulso una temporada que terminó 51-31 además del posterior éxito en los playoffs.
Brooklyn ha estudiado las circunstancias del caso del técnico denostado en Boston antes de negociar su incorporación a la franquicia. Una investigación independiente encargada por los Celtics demostró que Udoka dirigió palabras crudas hacia la mujer subordinada antes de establecer una relación inapropiada con ella. El lenguaje usado, según relata la ESPN, fue particularmente preocupante viniendo de un estamento superior en el lugar de trabajo. Con todo, la reinserción del preparador en Boston se veía por todas las partes como una posibilidad muy lejana. Si es contratado, el primer escándalo que deberá sacudirse Udoka será el suyo, ya que todavía nadie ha explicado en público y antes los medios, de una forma clara, qué demonios ha ocurrido.
Aunque Nash llevó a los Nets a los playoffs en sus dos cursos plagados de problemas y polémicas, tanto él como Marks discutieron en las últimas semanas la incapacidad del ya exentrenador para captar el interés de sus jugadores. Las estrellas, aparentemente, iban por libre y no hacían caso a sus recetas. “Los jugadores no han sido consultados, no necesitábamos su aprobación”, zanjó el ejecutivo, que sabe el problema que tiene entre las manos. En verano, Kevin Durant pidió la cabeza del entrenador y también la suya después de ver frustrado su intento de pedir el traspaso.
Con o sin Nash, o con o sin Udoka, no parece que los Nets puedan rescatar pronto sus perspectivas de campeonato. El problema, quizás, no está en el banquillo de todas formas.