El Real Madrid tocó fondo en Mallorca (1-0) el 19 de octubre de 2019 y desde entonces, como si de un truco de magia se tratase, no ha vuelto a perder, ha recuperado el liderato e incluso ha vuelto a desplegar, en ocasiones, un juego vistoso y efectivo. En la isla perdió el liderato y en Zorrilla lo volvió a recuperar cerrando un circulo triunfal que da visos de prolongarse en el tiempo.
Y es que cuando los de Zidane se retiraron del estadio de Son Moix parecía que nada podía ir a peor: ineficacia goleadora, fragilidad defensiva, incapacidad para dominar los partidos ante rivales ‘asequibles’ y un sinfín de defectos más que, después de tres meses, parecen haberse esfumado.
Estambul, primera piedra
Con todo ese clima de tormenta tras la derrota ante el Mallorca, el Real Madrid se jugaba la vida en la Champions y lo hacía, además, visitando el Ali Sami Yen, un estadio en el que es muy fácil sufrir la presión de la hinchada local y derrumbarse.
No así lo hizo el cuadro merengue que, si bien es cierto que no se exhibió ante los turcos, solventó la papeleta gracias a un gol de Toni Kroos que calmó las aguas. Estambul fue la primera piedra de lo que, tras visitar Zorrilla, es ya un castillo casi infranqueable.
Racha de 19 partidos sin perder
Y es un castillo infranqueable porque los números así lo dicen. Ni Barcelona, ni Atlético de Madrid, ni Valencia supieron como hacerle daño. Tampoco el PSG que incluso se marchó con un botín mayor de lo merecido (2-2). Y es ahí donde se le puede achacar algo a este ‘Madrid post Son Moix’, la débil eficacia de cara a puerta y, con ello, la dificultad para cerrar los partidos.
Con Hazard lesionado es cierto que, si bien los resultados no lo demuestra, el Madrid le echa en falta. Un jugador desequilibrante, que pueda decidir los partidos por una acción individual o eliminar rivales en el camino del gol es vital y eso Zidane lo nota, aunque lo va solventando.
Supercopa, refuerzo de la idea
Fue con la Supercopa de España conseguida en Jeddah cuando el Madrid confirmó su regreso. Su candidatura a todo. Los de Zidane ganaron el torneo con las bajas de Bale, Benzema y Hazard desplegando un juego, sobre todo en la semifinal, brillante y con el poderío físico como principal arma.
Ahora, ya con el liderato de vuelta, el Madrid cierra un círculo que abrió en Mallorca, que cerró en Zorrilla volviendo a ocupar el liderato en solitario y que aspira a ser algo más que eso teniendo en cuenta que los de Zidane han puesto el modo automático.
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