Deberás fijarte en esto si no quieres cometer un error garrafal al comprar conservas

Las conservas de pescado son un alimento que nunca nos puede faltar en la despensa por varias razones. Una de ellas es que tienen una fecha de caducidad muy larga, de incluso varios años. A esto hay que sumar que las conservas de pescado permiten preparar un amplio abanico de recetas de manera rápida y sencilla.

Ahora bien, del mismo modo que cuando vamos a comprar cualquier otro tipo de alimento, hay algunas cosas en las que debemos fijarnos para elegir las conservas más saludables. Estas son las cosas a las que tenemos que prestar atención.

¿Cómo elegir las mejores conservas?

Según la Organización Mundial de la Salud, la cantidad diaria recomendada de sal es de 5 gramos, que equivalen a 2 gramos de sodio. A la hora de comprar conservas, debemos elegir aquellas bajas en sodio, sobre todo si tenemos problemas de hipertensión.

Como resulta lógico, las mejores conservas para la salud son al natural. Si queremos latas en aceite, mejor que sea de oliva virgen extra en lugar de girasol. Por ejemplo, el atún al natural es una conserva 100% recomendada para personas de todas las edades.

Lo más aconsejable es que el producto sea lo más parecido posible al original. Unos mejillones al natural son más sanos que un paté.

En el supermercado podemos encontrar una gran selección de conservas de pescado. Lo ideal es combinar unas y otras según su aporte nutricional. Por ejemplo, la merluza, el bacalao, el atún y la sardina son ricos en proteínas de alta calidad, que aportan una gran energía a nivel físico y mental, y ayudan a fortalecer el sistema muscular.

Por su parte, el salmón o la trucha son una fuente rica en ácidos grados Omega 3, que cuidan la salud cardiovascular y reducen los niveles de colesterol malo en sangre.

¿Las latas de conserva caducan?

Tal y como su propio nombre indica, son un tipo de alimento que se conserva en el tiempo. Pero, imaginemos que se nos olvida una lata de atún o de caballa al fondo de la despensa, y cuando vamos a consumirla nos damos cuenta de que se ha pasado la fecha límite de consumo. ¿Se puede comer?

“A diferencia de la de caducidad, cuando se etiqueta una fecha de consumo preferente significa que si lo ingerimos posteriormente debemos asumir una pérdida de calidad, no que sea insalubre hacerlo”, explica Abel Mariné, catedrático emérito del departamento de Nutrición y Bromatología en la Facultad de Farmacia de la Universidad de Barcelona, según reocge ‘La Vanguardia’.


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