La cocina es una de las estancias más importantes de la casa, ya que en ella solemos pasar mucho tiempo haciendo algo tan importante como preparar la comida y desayunar, comer o cenar, por lo que hay que tenerla siempre en las mejores condiciones de higiene y seguridad, tanto la cocina en sí como todo lo que utilicemos en ella. Te contamos qué tienes que hacer para evitar un gran peligro en la cocina y que te pase lo peor… ¡sigue leyendo y no pierdas detalle!.
Así debes limpiar el grifo de la cocina para evitar peligros
Tener la cocina completamente limpia en todo momento requiere mucho esfuerzo y dedicación, ya que normalmente al preparar cualquier comida se suelen generar restos y suciedades, pero es imprescindible retirarlo todo cuanto antes para que no haya riesgo de contaminación. Las bacterias, hongos e, incluso, cucarachas y otros bichos, pueden aparecer fácilmente en la cocina, ya que se dan las circunstancias de calor y humedad que suelen generar esos problemas, por lo que es importantísimo tenerlo todo limpio para evitarlo.
Por mucho que tengas total pulcritud, seguro que hay algún rincón de la cocina que se te escapa o que no limpias como deberías, ya sea por despiste o por desconocimiento, y los grifos suelen ser uno de esos elementos que no se limpian en profundidad, lo cual puede generar un gran problema que afecte incluso gravemente a nuestra salud. En ellos se pueden acumular muchas bacterias, tanto en el interior como en el exterior.
En el grifo de la cocina se acumulan especialmente bacterias del grupo E.coli, por lo que es importante desmontarlo con cierta frecuencia para limpiar el filtro y el canal interior para que queden relucientes. Además, debes limpiar también el exterior con mucha más frecuencia, preferiblemente con una bayeta seca que humedecerás con una mezcla de vinagre y agua tibia, siendo muy importante que no utilices una bayeta mojada que no esté completamente limpia ya que podrías contaminar el grifo con la suciedad de la bayeta.
Si el grifo tiene cal, un buen truco es llenar una bolsa de plástico con vinagre suficiente como para cubrir la boquilla y colocar la bolsa rodeando el grifo, procurando que el vinagre cubra todo el aspersor. Sujeta con una goma elástica para que no se caiga y deja que actúe toda la noche. Por la mañana, enjuaga y verás que la sal ya no está en el grifo.
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