EL PAÍS

Decenas de libaneses incendian sucursales bancarias tras un nuevo desplome de la moneda

El enfado de los libaneses con los bancos ha subido este jueves un peligroso escalón. Al menos seis sucursales bancarias han sido incendiadas en Beirut después de que la divisa nacional profundizase aún más su caída hasta perder el 98% de su valor. Los ataques se producen tras meses de autoatracos con los que decenas de clientes han recuperado parte de sus ahorros, sometidos a un corralito, por la fuerza, con armas de fuego y bidones de gasolina. El país lleva sumido desde 2019 en una profunda crisis económica ―definida por el Banco Mundial como una de las más graves del mundo en siglo y medio― que ha disparado la migración a Europa tanto de los propios libaneses como de los refugiados sirios en el país.

En las imágenes, en el barrio beirutí de Badaro, se puede ver a distintas personas prender neumáticos y dirigirlos contra las sucursales, lanzar cócteles molotov, destrozar las vitrinas con azadas o hacer pintadas con frases como: “Los bancos libaneses son unos ladrones”. Decenas de manifestantes han saqueado además sucursales en la ciudad de Trípoli, cortado carreteras en otras partes del país y celebrado una protesta frente a la residencia del presidente de la patronal bancaria, Salim Sfeir. El Grito de los Ahorradores, una de las organizaciones que representa a los 6,9 millones de habitantes del país que solo pueden sacar mensualmente 100 dólares (93,5 euros) por semana, ha reivindicado la acción. Los bancos están cerrados al público desde el pasado día 7, en huelga por una sentencia que obliga a uno de ellos a abonar un depósito en efectivo.

El tipo de cambio de la moneda local, la libra, respecto al dólar era de 1.500 antes de la crisis. Hace apenas dos meses estaba en 43.000 en el mercado paralelo. Este jueves ha escalado a 80.000, 10.000 más que hace apenas dos días. Las medidas del Gobierno no han impedido el desplome en un país en el que el 80% de la población está por debajo del umbral de la pobreza y la deuda pública supone el 180% del PIB. El Fondo Monetario Internacional exige una serie de reformas para desembolsar 3.000 millones de dólares.

A la crisis económica se suma la parálisis política: el país lleva casi cuatro meses sin presidente. El Parlamento ha celebrado 11 sesiones sin acordar un sustituto a Michel Aoun. El líder del partido-milicia Hezbolá, Hasan Nasrala, ha asegurado este jueves, en un discurso en conmemoración de los “mártires de la Resistencia”, que “no hay novedad alguna” al respecto y que la solución del problema pasa por “un acuerdo interno”. “El mundo no puede imponer un presidente a Líbano”, ha subrayado, tras recordar que la reunión de los embajadores de Estados Unidos, Francia, Arabia Saudí, Qatar, Kuwait y Egipto para abordar el tema, el pasado día 6 en París, concluyó sin acuerdo.

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