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Del milagro a la frustración: así fue el GP de Austin de Alonso

Del milagro a la frustración: así fue el GP de Austin de Alonso

Max Verstappen ganó ayer el GP de Estados Unidos de F1 con remontada final tras un error de Red Bull en su parada. Lo enmendó pasando a Leclerc (3º) y a Hamilton (2º) con el avión que es su coche, poniéndole más picante de lo esperado, volviendo al liderato a 6 vueltas para el final. Pero ayer el hombre del día fue otro: Fernando Alonso

El asturiano sufrió un fuerte accidente en la vuelta 22, cuando después de salir 14º se encontraba ya adelantando a Stroll para colocarse 7º. El asturiano cogió el rebufo del que será su compañero en 2023, se salió de su estela para pasarle, y cuando ya tenía su alerón al lado de la rueda del canadiense, Lance se movió y ambos se chocaron.

Fernando Alonso se convertía en puro pasajero. Las ruedas delanteras de su coche se levantaban. No veía nada y el muro estaba al lado. Terminó tocando las protecciones con la parte lateral del coche y volvió al asfalto. “Cuando estaba en el aire tenía un poco de miedo, porque cuando te vas hacia las vallas exteriores… pasa en la IndyCar muchas veces, que haces un 360º y puede ser peligroso. Y bueno, cuando vi que aterrizaba en el asfalto dije: ‘Se habrá roto todo el coche, me retiro y aquí se acabó la carrera’”. El coche volvía a tocar el suelo. Lo más lógico era que la carrera se hubiera terminado para el español. Se daba por hecho que su monoplaza estaba destrozado.



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El asturiano dijo haber pasado “miedo” cuando su coche se levantó tras chocarse a alta velocidad con Stroll


“Cuando estaba en el aire tenía un poco de miedo”


Fernando Alonso

Alonso salió volando tras su accidente con Stroll

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Con ‘Safety Car’ en pista por ese choque, fue hacia boxes y se llevó una sorpresa. “Entré, cambiamos neumáticos y me dijeron que íbamos hasta el final. Quedaban 32 vueltas, y dije yo: ‘seguramente no podamos hacerlo’”. Pero ahí, Fernando sacó la varita mágica. Después del tremendo golpe, de vivir desde dentro del habitáculo la caída del coche al asfalto a alta velocidad, el asturiano sabía que se podía haber hecho mucho daño. Tuvo suerte de salir ileso. El resto lo puso él con sus manos y sus ganas, porque después de ese impacto, hay que tener mucha valentía para volver a atacar como lo hizo. Fue a cuchillo.

Remontada épica

Sin nada que perder empezó a empujar desde la 16ª posición con la goma dura. Su ritmo fue demoledor y a su vez, su remontada sería posible gracias a esa parada que hizo tras el choque, porque le permitió poner la goma dura aprovechando su propio ‘safety’ sin perder tiempo, algo que le metió en carrera.

Solo 19 giros más tarde, Alonso había dado caza con un ritmo tremendo a su compañero Esteban Ocon para colocarse 8º. Tremendo golpe moral al galo, con un coche muy tocado, con un retrovisor tambaleándose que terminaría cayéndose, el español estaba dando un recital fuera de lo común. El Alpine parecía un televisor, al que le das un golpe y funciona mejor que antes. Estaba volando.

El asturiano estaba a 3”5 de Magnussen. Pero le dio igual. En 7 giros lo alcanzó y lo pasó para colocarse 6º, ganando otra plaza por una parada de otro de sus rivales. Con una goma con muchísimas vueltas, estaba dando el ‘show’ que los aficionados americanos querían ver. Sin embargo, finalmente, Fernando Alonso intentó retener detrás a un Lando Norris que iba con un neumático 12 giros más nuevo. Se lo puso difícil al inglés, pero Lando le acabaría quitando esa sexta plaza.

Pese a ello, el 7º puesto supo a gloria para un asturiano que dejó claro que “en las últimas 20 vueltas iba todavía pensando en el accidente y solo quería acabar la carrera”. Pudo hacerse mucho daño. Lo sabía. Por eso, al bajarse del coche, se sentaba en una de las ruedas de su Alpine para reflexionar sobre todo lo que había ocurrido. Y al llegar al corralito de prensa, daba las gracias por estar bien. “Lo primero, estoy contento ya de estar aquí hablando con vosotros porque podía estar en el centro médico, seguramente”, comentó en ‘DAZN F1’ antes de definir esta cita como su “mejor carrera del año”. Fue el hombre del día, aunque oficialmente lo fuera Vettel. Exhibió su resistencia. Nunca se rinde. Un “auténtico carrerista”, como lo definió Emerson Fittipaldi a MD hace meses. Lo demostró una vez más. 

El varapalo llegó después, cuando cayó hasta la 15ª plaza por culpa de una penalización de 30 segundos tras una protesta de la escudería Haas sobre la seguridad de su coche.




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