El sacerdote jesuita Javier ‘Pato’ Ávila Aguirre denunció que, a un año del asesinato de sus compañeros Javier Campos y Joaquín Mora, en Cerocahui, Chihuahua, delincuentes continúan “profanando templos” en la región Tarahumara.
“Fue una profanación el homicidio de los padres en el templo y ahorita se meten en todas partes. En días pasados, hace unos 15 días, hubo otra profanación. Entraron a una de las parroquias de las comunidades de nosotros, de la diócesis, en la tarahumara, y rafaguearon el templo sin ningún motivo aparente”, declaró Ávila en entrevista para Aristegui en Vivo.
El sacerdote precisó que dentro del recinto católico había más de 100 impactos de bala y en el exterior aproximadamente 500 impactos más.
Se rompieron los límites, se rompieron los espacios de respeto.
“La Sierra Tarahumara ha estado muy en el escenario por el rarámuri, por la el hambre, por la injusticia, por la marginación y, de pronto, la sierra salta en el escenario otra vez, pero ya con otros temas muy lamentables: la inseguridad, la muerte, los proyectos de seguridad equivocados”, lamentó el religioso.
El 20 de junio de 2022, Cerocahui, Chihuahua, dos jesuitas, Javier y Joaquín, intentaron salvar a un guía de turistas, Pedro Palma, sin que tuvieran éxito y un criminal matara a los tres en una iglesia donde los sacerdotes servían a los pueblos de la Sierra Tarahumara.
Para el padre ‘Pato’, este asesinato se convirtió en un “punto de inflexión” toda la orden jesuita del país. Pero, a su vez, confirma la misión de la Compañía de Jesús, de tener cercanía con el pueblo.
El pasado fin de semana la iglesia católica en México manifestó que la violencia por la que atraviesa el país es un flagelo que se agudiza a través del tiempo, al recordar el asesinato de los dos sacerdotes jesuitas.
“La violencia en México no es cosa nueva, es uno de los mayores flagelos que nos lastiman desde hace años, y parece que no tenemos tregua, sino que más bien, se agudiza”, señaló en la editorial de su semanario “Desde la fe”.
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