Hijo de padre marfileño y madre alemana, Serge Gnabry (Stuttgart, 1995) fue bautizado en su día por el diario ‘Die Zeit
’ como ‘Der Hoffnungsträger’. ‘La Esperanza’ del fútbol alemán. No iba desencaminado el rotativo germano, que pronosticaba un futuro esplendoroso para un futbolista que anoche metió al Bayern con dos goles en sólo quince minutos cuando peor lo estaba pasando su equipo ante un Lyon tan osado como fallón en los metros finales.
A sus 25 años, Gnabry, ya sea como extremo izquierdo o como falso delantero centro, es pieza capital en el equipo bávaro y también en la selección de Joachim Löw, quien intenta reconstruir la ‘Mannschaft’ tras el desastre del Mundial de 2018. Sus números no admiten discusión, y si en la Bundesliga brilla con luz propia, en la Champions parece haber encontrado su hábitat natural, tras sumar nueve goles en nueve partidos en esta edición.
No ha tenido Gnabry, sin embargo, un camino de rosas hasta llegar al olimpo. Tras dudar entre dedicarse al atletismo o al fútbol, decidió inscribirse en la cantera del Stuttgart y, después de marcar 30 goles con el Sub-16, fue vendido por 100.000 euros al Arsenal. Del Sub-18 ‘gunner’ llegó al primer equipo de la mano de Arsène Wenger, pero no contó con la confianza necesaria y fue cedido al West Bromwich, cuyo técnico, Tony Pulis, llegó a decir que no tiene calidad para un equipo de Premier.
Tras su mala experiencia en Inglaterra, a los 21 años regresó a Alemania, al Werder Bremen, donde tras una gran campaña fue fichado por el Bayern por 8 ‘kilos’. Lo cedió al Hoffenheim para que siguiera progresando bajo la batuta de Nagelsmann y en 2018 se unió definitivamente al club de Baviera, que ya sabía que estaba sumando otro crack a su plantilla.
‘La Esperanza’ ya es toda una realidad.
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