Derrota fuera de catálogo

De tanto aporrear la calculadora, se acabó rompiendo el teclado. De tanto girar el tambor del revólver, el tiro fue en el pie. De tanto vivir en el alambre, cuando la Real cayó no había red. Desde la agresiva puesta en escena del Huesca, hasta la evidente falta de frescura con la que el equipo está llegando al final del curso, pasando por una falta lateral mal defendida en el minuto 86 que resultó ser una concesión letal, son varias las explicaciones que se pueden encontrar a la derrota de la Real en Huesca. En el fondo de la misma, sin embargo, lo que subyace por encima de todo es la pobre puesta en escena del equipo en términos
ofensivos. Un único disparo a puerta con cierta intención, para un total de tres, es un bagaje con el que difícilmente se puede ganar un partido.

La derrota en El Alcoraz es una derrota descatalogada en el comportamiento de la Real esta temporada. Un equipo extremadamente eficaz en este tipo de tardes, no había perdido ningún encuentro de esta categoría. Las derrotas en Granada o en el campo del Levante son las que más se le pueden asemejar pero son adversarios más armados que un firme candidatos al descenso.

Que la Real no llega a las tres últimas semanas del torneo con capacidad para hacer ningún alarde es un mensaje que la tropa no sólo había lanzado hace ya unas jornadas, sino que se asimiló con la naturalidad propia de un ejercicio en el que el rendimiento de los jugadores se ha exprimido al máximo. Y, sobre todo, con la reconfortante tranquilidad que dio ver al equipo comportarse a la altura en partidos que, como el de ayer, fueron una guerra de guerrillas como el de Ipurua o el de Anoeta frente al Celta.

La Real ayer ni siquiera exhibió el entusiasmo suficiente para meterse en una refriega de esa condición. Le abandonó el espíritu. No tuvo veneno mediante su juego directo para aprovecharse del riesgo en la presión y en su posición adelantada que adoptó el Huesca en la primera parte y cuando el partido entró en parámetros más clásicos, también le faltó finura con el balón. Los soldados de la Real no parecían estar ayer preparados para esta guerra. Las armas del Huesca, desactivas por los txuri urdin, tampoco dieron síntoma alguno de que el desenlace pudiera ser el que fue, lo que encaminó el duelo a una tregua bien aceptada, aparentemente por las dos partes. Una acción clásica de este juego como el 1-0 decidió el partido, desbaratando por completo los cálculos de la Real que hoy puede perder su colchón de seguridad en la clasificación.


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