Desastre de Ferrari a las primeras de cambio. El conjunto italiano firmó la pole con Charles Leclerc en el Red Bull Ring en 2019, y solo un año después, ha pasado de las sonrisas a las lágrimas al ver como uno de sus coches, el de Sebastian Vettel, se quedaba fuera de una Q3 en la que el cuadro de Maranello demostró ya de forma definitiva sus enormes carencias en este 2020.
El cuadro italiano lleva repitiendo desde los test de Barcelona que no están para luchar con Mercedes y Red Bull en las primeras carreras del año. Algunos pensaban que en realidad no estaban tan mal y que se estaban escondiendo. Pero a la hora de la verdad, se demostró que por desgracia para ellos, decían la verdad.
Leclerc pudo salvar el corte por los pelos finalizando décimo en la Q2, pero Vettel no pudo hacerlo mismo con un fallo en su última vuelta lanzada, yéndose un poco largo hacia la salia de la curva 1, subiéndose a la pianos, sufriendo un trallazo y perdiendo aceleración en recta. Así era imposible para Sebastian, que se fue con la cabeza agachada de su box hacia la zona de pesaje.
El Ferrari, de un año a otro, ha pasado de ser el coche más rápido en recta a ser uno de los más lentos, posiblemente por un cambio de concepto en el chasis, poco eficiente aerodinámicamente, pero sobre todo, debería estar relacionado con el motor. Y es que no hay que olvidar que tras la aclaración que le hizo la FIA por una posible ilegalidad del motor italiano del pasado curso, su propulsor ya nunca fue el mismo.
Este año, el potencial inicial de Ferrari es sorprendentemente malo. Esperan su primera evolución de paquete para la tercera carrera, en Hungría. El retraso de la mejora viene dado porque tuvieron que cambiar del todo los planes que tenían en cuanto a desarrollo al analizar el pobre resultado de los test. Aquí en Austria llevan el mismo coche que en Barcelona. Habrá que ver si en Hungría el Ferrari cambia, pero de momento, tiene muy mala pinta.
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