Aunque con el Partido Republicano pos Donald Trump nunca se sabe, todo indica que la carrera de Ryan Kelley para convertirse en gobernador de Míchigan en las elecciones del próximo mes de noviembre ha quedado truncada este jueves, con su detención por parte del FBI. Está acusado de participar en el asalto al Capitolio del 6 de enero de 2021, según ha informado el Departamento de Justicia de Estados Unidos.
El arresto es por delitos menores, presuntamente cometidos cuando una turba arengada por Trump marchó en Washington y tomó por la fuerza el Capitolio para impedir el traspaso de poderes presidenciales a Joe Biden, cuyo triunfo electoral ponía en duda (y aún pone, sin pruebas) el magnate republicano. Kelley, de 40 años, estaba ese día en Washington, y ha sido detenido en su casa en Allentown. Según se puede leer en la biografía de la web de su candidatura, el aspirante a gobernador vive en la parte occidental del Estado “desde hace 35 años” . El FBI ha registrado también la vivienda, que comparte con su esposa y sus cinco hijos. Esta tarde está citado a comparecer ante el juez del Tribunal del Distrito del Oeste de Míchigan, en la ciudad de Grand Rapids.
En la denuncia consta que está acusado de actos de violencia contra personas o propiedades en un lugar restringido, de dañar la propiedad federal, de desórdenes públicos, y de entrar a un edificio o terreno restringido sin permiso. En ella, se describe cómo empleó su teléfono móvil para grabar a la multitud que asaltaba a los agentes de la policía del Capitolio y que en repetidas ocasiones animó a los que venían tras él a que continuaran su marcha hacia el edificio.
En su web, Kelley, uno de los cinco candidatos republicanos para el puesto de gobernador del Estado, que tiene previsto celebrar primarias en agosto, se presenta como titulado en ingeniería electrónica que, inspirado en el eslogan trumpista de America First, aspira a poner a “Míchigan primero”. Trabajó en el negocio de las telecomunicaciones hasta 2011, fecha en la que se aventuró “en la vida empresarial”. Desde 2019 es “propietario de una pequeña empresa inmobiliaria”.
Al año siguiente, la irrupción del coronavirus y su “invasión de todas las facetas de nuestras vidas” lo empujó a convertirse “en una voz de libertad, esperanza y razón para el estado de Michigan”, siempre según los textos colgados en la web de su campaña. En esos meses se opuso a los confinamientos y a los mandatos de vacunación, y organizó varias manifestaciones. Esas credenciales le sirven para prometer a sus votantes “mantenerse firme en los valores y la historia estadounidenses”.
“Durante los disturbios que ocurrieron en los Estados Unidos en el verano de 2020, mientras ejercía sus derechos de la Segunda Enmienda [que garantiza la posesión de armas de fuego, Kelley] protegió una estatua de la Guerra Civil en su ciudad natal de Allendale, cuando Black Lives Matter y [el movimiento antifascista] Antifa amenazaban con derribarla. La estatua todavía está de pie allí hoy”, se puede leer en la biografía de candidato, cuya narración se detiene en ese momento.
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No hay rastro en la página de alusión alguna a la insurrección del 6 de enero. El expresidente solo aparece mencionado en una entrada de la sección dedicada a los apoyos recibidos por el candidato, que, entre otros, cuenta con el de Londa Gatt, miembro de una asociación llamada Moteros de Míchigan por Trump.
Su detención llega el mismo día en el que la comisión encargada de la investigación de los hechos del 6 de enero ha convocado a la nación a la primera de las sesiones en las que darán a conocer sus conclusiones, tras 11 meses en los que han entrevistado a un millar de personas y estudiado unos 140.000 documentos. Se retransmitirá en horario de máxima audiencia y promete compartir con el público lo “nunca sabido” sobre el ataque al Capitolio.
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