EL PAÍS

Detenido un espía alemán acusado de transmitir secretos de Estado a Rusia

El famoso y polémico Servicio Federal de Inteligencia (BND, en sus siglas en alemán) —el departamento de espionaje exterior equivalente a la CIA en Alemania— ha admitido este jueves tener a un traidor en sus filas al anunciar que uno de sus agentes fue detenido el miércoles por orden de la Fiscalía general. Sobre este funcionario, pesan graves sospechas de la presunta comisión de un delito de traición al Estado por haber transmitido información secreta al espionaje ruso. El agente alemán ahora bajo custodia policial, identificado como Carsten L., compareció este jueves ante el juez instructor del Tribunal Supremo Federal. Desde entonces, se encuentra en prisión preventiva, según ha anunciado la Fiscalía general.

Carsten L. es un empleado del Servicio Federal de Inteligencia que, este año, “presentó información obtenida en el curso de su actividad profesional a un servicio de inteligencia ruso”, precisó el comunicado de la Fiscalía. El contenido de esa información transmitida a Moscú “constituye un secreto de Estado”, continuaba el texto, que informaba de sendos registros en el domicilio y el lugar de trabajo del agente detenido.

El presidente del Servicio Federal de Inteligencia, Bruno Kahl, ha aludido al caso en unas declaraciones recogidas por el semanario Der Spiegel. Kahl confirmó que las sospechas sobre una filtración de secretos de Estado, descubierta gracias a la labor de inteligencia del BND, provocaron una investigación interna y la posterior solicitud a la Fiscalía Federal para que interviniera. El semanario califica la detención como “uno de los mayores casos de espionaje en la historia de los servicios secretos”.

Ni el servicio de espionaje exterior alemán ni la Fiscalía han ofrecido más detalles. “La moderación y la discreción son muy importantes en este caso concreto. Con Rusia, estamos tratando con un actor del otro lado con cuya falta de escrúpulos y voluntad de utilizar la violencia tenemos que contar”, ha afirmado el jefe del BND. “Cada detalle de la operación que se hace público es una ventaja para el adversario en su intención de perjudicar a Alemania. El éxito de la investigación depende de que se haga público lo menos posible hasta que el fiscal general haya concluido su investigación”.

Ya en octubre, Kahl, y el jefe de la Oficina Federal para la Protección de la Constitución (BfV), Thomas Haldenwang, advirtieron a la comisión parlamentaria de control del Bundestag del aumento de las actividades de espionaje por parte de Rusia. Desde hacía algún tiempo se observaba un crecimiento alarmante de dichas actividades, alertó entonces Haldenwang.

En abril de este año, los servicios rusos recibieron un “duro golpe”, recordó Haldenwang, cuando el Gobierno alemán expulsó a 40 espías del Kremlin descubiertos por el BfV. “No eran ni mucho menos todos”, subrayó este responsable. Sin embargo, el que un agente del servicio alemán de inteligencia exterior presuntamente espiara para Rusia es una novedad. En los círculos de seguridad alemanes, este incidente se percibe como grave. La última vez que un empleado del BND fue sospechoso de traición se remonta a 2014.

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En aquella ocasión, un agente doble del BND, que espiaba para la CIA, fue descubierto y dos años después, condenado a ocho años de prisión por traición y violación de secretos oficiales por el Tribunal Regional Superior de Múnich. Entre 2008 y 2014, ese topo había entregado al espionaje de Estados Unidos más de 200 documentos del BND, algunos de ellos de alto secreto. Por ello cobró unos 80.000 euros.

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