En la muerte de la doctora Beatriz Hernández todo son, de momento, interrogantes. La joven, de 29 años, tuvo un accidente de automóvil en Progreso de Obregón, en Hidalgo, el miércoles alrededor de las 16.40. El incidente no dejó heridos, pero la policía se llevó a Hernández detenida. Falleció horas después, cuando estaba retenida en las galeras de la comandancia de la policía. Mientras la familia acusa a los guardias que la custodiaban de abuso policial, el Gobierno municipal esquiva la responsabilidad y apunta a que la joven se suicidó. La Fiscalía de Hidalgo ha abierto una investigación bajo el protocolo de feminicidio y siete agentes han sido detenidos.
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La Procuraduría General de Justicia de Hidalgo ha ejecutado este viernes la orden de aprehensión contra siete agentes de Progreso de Obregón, después de un mandato judicial de la Fiscalía especializada en delitos de género. Los detenidos son tres mujeres y cuatro hombres, que ocupan cargos policiales y administrativos. De momento se encuentran en el Centro de Reinserción Social de Mixquiahuala de Juárez a la espera de presentarse ante el juez. El Gobierno municipal ha calificado este arresto de detención ilegal. “Han sido ilegalmente privados de su libertad, cuando acudieron voluntariamente como testigos en la carpeta de investigación con la finalidad de coadyuvar con el esclarecimiento de los hechos”, reza el comunicado del Ayuntamiento, que acusa al Gobierno estatal de una persecución política contra el alcalde Armando Mera Olguín, del Partido del Trabajo.
En la tarde del 9 de junio, la médica Beatriz Hernández impactó su vehículo Seat con otro coche a la altura de un semáforo, cerca de la comisaría ejidal de Progreso. Según los testimonios de testigos, pese a ser un accidente menor, Hernández se bajó del vehículo para comprobar los daños y ver si había que atender a algún herido. En un vídeo, difundido en redes sociales, se ve instantes después a una agente agarrando del cuello y la cabeza a la joven y tratando de meterla a la fuerza en un coche policial. Hernández, visiblemente desorientada, intenta oponer resistencia, mientras la policía le dice: “Por favor, debes de tener conocimiento ya, por favor”.
Sin recibir ningún tipo de atención médica, la joven fue trasladada a las dependencias de la policía municipal. Allí estaba con su padre, quien ha declarado a La Silla Rota que llegó a verla 15 minutos antes de que muriera. “Yo pasé a los separos y allí me percaté de que estaba bien, entonces, el policía me dijo que me apurara porque ya iban a turnarla al Ministerio Público”, ha contado Cirilo Hernández. Después de efectuar el trámite y comprobar los vehículos afectados en el accidente, regresó a la celda. Su hija se encontraba ya tumbada en el suelo y el personal de Protección Civil estaba tratando de reanimarla. “Yo la vi tirada, al parecer, por la forma en la que estaban tirados los tenis, forcejeó con alguien, eso es lo que yo alcanzo a ver”, narra el padre, “según ellos ya había perdido el nivel de respiración, fue cuando se la llevaron a la clínica, en la clínica la revisan y ya estaba muerta”.
El incidente, que ha generado una ola de indignación, ha sido presentado como un suicidio por parte del Gobierno municipal. En un comunicado, el Ayuntamiento apunta que Hernández estaba en “condiciones de intoxicación” y por eso causa un accidente con otros cuatro vehículos. Acompañada por su padre y su tía, los policías deben internar a la joven en la barandilla por “no poder ser controlada en el estado en el que se encontraba”, según la versión del Gobierno. Allí entra su padre con quien “discute fuertemente” y en cuanto este sale para efectuar los trámites de la responsabilidad del vehículo, “ella decide colgarse de la galera con un pedazo de tela”. Una guardia observa la escena por las cámaras de videovigilancia y “acude a prestar auxilio”. Es enviada con signos vitales a un hospital, donde “no pueden hacer más por ella”.
Este relato elaborado por las instituciones municipales se ha encontrado con las acusaciones de abuso policial de la familia y de organizaciones feministas, que piden que se esclarezca lo ocurrido. “Yo veo muchos abusos de autoridad y de que se escudan detrás de un uniforme, entonces ¿cuándo va a parar el abuso de los policías? Nunca debieron haberla sometido”, dice el padre. El regidor de Progreso Jesús Arteaga ha pedido una investigación transparente sobre el caso. De momento, las autoridades no han explicado el motivo por el que se llevaron a Hernández detenida, ni de dónde consiguió la joven la tela con la que presuntamente se colgó en la celda ni cómo, en caso de que así ocurriera, el incidente no fue registrado antes por los guardias de seguridad.
El caso recuerda de Beatriz Hernández al del joven Giovanni López, que fue detenido en mayo de 2020, en Jalisco, y al día siguiente cuando su familia fue a buscarlo había fallecido. La muerte bajo custodia policial de López derivaron en muchas protestas de jóvenes que, a su vez, fueron detenidos ilegalmente y torturados en instalaciones policiales. En México, las organizaciones de derechos humanos han denunciado en múltiples ocasiones los abusos policiales. Amnistía Internacional reconoció a comienzos de este año las prácticas de violencia y abuso contra las mujeres por parte de la policía mexicana, tras la disolución a tiros de una manifestación feminista en Cancún.
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