Pocos meses después de abandonar el PSG por la puerta de atrás, Didier Ollé-Nicole, entrenador hasta este verano, ha roto su silencio. Lo ha hecho en una entrevista en el diario L’Équipe en la que repasa los distintos episodios que se juntaron la temporada pasada en un vestuario ingobernable en el que se mezcló el mal ambiente por el caso Hamraoui, la difícil relación con Aminata Diallo y la falsa denuncia por agresión sexual a la que tuvo que enfrentarse.
Su estado de ánimo: “Empiezo a respirar. Estoy recuperándome de una situación que fue irreal, violenta, que me hizo daño a mí y a mi familia. Gracias a ellos he podido superar todo ese sufrimiento. Fue muy duro. Hay jugadoras que me han dicho que me consideran como su padre. Tengo unos valores muy arraigados y he tenido que enfrentarme a muchos problemas solo”.
Caso Hamraoui: “Tomé la decisión que se entrenaran en solitario la primera semana en la que ambas regresaron a la rutina. La segunda semana, juntas. Fue terrible porque las dos no se hablaban. Tuve la impresión que se odiaban. Había clanes por todas partes. Estoy orgulloso de no haber cedido a las presiones del entorno de algunas futbolistas y de haber jugado siempre con Hamraoui, que merecía su puesto en el campo. Kheira, Geyoro y Däbritz eran el mejor centro del campo de Francia”.
Acusaciones de agresión sexual: “Una mañana llegué al centro de formación y me informaron de esas acusaciones. Era surrealista. El cielo cayó sobre mi cabeza. Fue una puñalada por la espalda. Afortunadamente, mi abogado y yo pedimos ser escuchados por la policía para dejar las cosas claras. Fue un gran alivio cuando me dijeron que no había ninguna denuncia contra mí. El PSG abrió una investigación interna y al final anunciaron que no cometí ninguna infracción”.