Diego Costa sigue sin reencontrarse. Ni como titular (el martes ante el Bayer Leverkusen) ni saliendo fresco desde el banquillo (el sábado frente al Athletic), el hispano-brasileño acaba de recuperar las sensaciones que sí ofreció en pretemporada, pero que se han visto con cuentagotas desde que comenzara lo oficial.
Al delantero rojiblanco le cuesta un mundo ver puerta, pero más aún gozar de ocasiones. Y es que los datos hablan por sí solos. Costa suma dos tantos en el campeonato liguero, ante el Mallorca en Son Moix y frente al Valencia en el Metropolitano, de penalti.
Pero es que esos dos goles han sido en los dos únicos disparos entre los tres palos que ha realizado el de Lagarto en los once encuentros oficiales que ha disputado desde que arrancara el curso, allá por mediados de agosto. En esas once citas. ha sido titular en diez de ellas. Y en ocho ocasiones acabó el encuentro sobre el césped, completando todos los minutos. Sólo fue sustituido en Mallorca y en Moscú, con ambos duelos ya encarrilados.
Es decir, que en nueve de los once choques disputados, Costa ni siquiera ha rematado entre los tres palos. O lo que es lo mismo, en los dos únicos partidos, en los dos únicos lanzamientos a puerta que ha efectuado, ha tenido recompensa: han sido gol.
Al margen de los goles, Diego Costa está lejos de ofrecer la versión que todos los rojiblancos, comenzando por Simeone, desean ver de su delantero. De momento, el sábado con el Athletic ya fue suplente. El Cholo prefirió apostar por la supla formada por Correa y Morata. El primero dio dos asistencias, la segunda, al madrileño, que hizo un gol. El segundo consecutivo tras marcar días antes en Champions ante el Leverkusen.
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