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Diez playas de las Islas Canarias que merecen un viaje

Las Islas Canarias atesoran generosas playas y recoletas calas para el disfrute de sus visitantes. Kilómetros y kilómetros de extensiones de fina arena a los pies del océano Atlántico. Hay para todos los gustos y exigencias: retiradas y solitarias, para aquellos que buscan un baño en silencio o embelesarse con una puesta de sol; familiares y bulliciosas, ideales para quienes desean contar con comodidades a unos metros de la arena; vírgenes y naturales, fantásticas para relajarse o practicar deportes acuáticos. Estas sugerentes playas, ordenadas por metros de litoral, merecen una visita.

Playas en las Dunas de Corralejo, Fuerteventura

Son las playas más extensas de las Islas Canarias, nueve kilómetros de un fino manto de arena de jable –formado a partir de la erosión de conchas marinas– bañadas por aguas cristalinas de ese color turquesa que solo hay aquí.

Situadas al nordeste de Fuerteventura, con vistas al islote de Lobos y Lanzarote, gozan de fama internacional. Las pequeñas calas del sur permiten la práctica del naturismo. Hacia el norte, en las playas del Burro y Bajo Negro, las familias disponen de un espacio con todo tipo de equipamientos. Cerca de Corralejo, en la playa de El Médano, hay un espacio destinado al kiteboarding y el windsurf.

Playa de Maspalomas, Gran Canaria

Bordeada por la Reserva Natural Especial de las Dunas de Maspalomas, en el sur de Gran Canaria, representa un idílico destino para todo tipo de visitantes. Con casi tres kilómetros de suave arena dorada con escaso oleaje, en su lado oeste conecta con el núcleo turístico de Maspalomas, lo que le regala todo tipo de servicios ideales para familias con niños.

A medida que se extiende hacia la Punta de Maspalomas, la playa se hace más amable para practicar de deportes acuáticos o hacer nudismo. Contemplar la puesta de sol desde el Faro, tras dar un romántico (o aventurero) paseo por un paraje de dunas cambiantes es otro de los encantos de esta carismática playa.

Playa de El Médano, Tenerife

Es una de las playas más conocidas del sur de la isla Tenerife, bautizada con el nombre de la población donde se ubica, El Médano. Sus arenas tostadas, la poca profundidad de sus aguas y su oleaje moderado invitan a un relajado baño familiar.

Además, el viento constante en la zona la encumbra como uno de los mejores lugares para la práctica de windsurf y kitesurf. La playa del Médano, con 750 metros de litoral, cuenta con todo tipo de equipamientos para disfrutar de un baño seguro, accesible y cómodo.

Playa de las Conchas de Teguise, La Graciosa

Situada al nordeste de la isla y con vistas a los islotes de Alegranza y Montaña Clara, la Playa de las Conchas (600 metros) destaca por su enorme extensión de arena rubia en contraste con el cambiante azul oceánico. Y por el mar de conchas multicolores que se disponen como un cinturón sobre la superficie, y del que toma el nombre la playa.

Para bañarse en sus aguas hay que completar un camino semidesértico a pie, pedalear a lomos de una bicicleta o conducir un 4×4 de alquiler, el único vehículo a motor permitido para acceder a la zona. Llegar aquí tiene premio.

Playa de los Nogales, La Palma

Con una extensión de 450 metros, es uno de los mejores arenales de La Palma. Sintetiza buena parte de lo que ofrece la Isla Bonita: montañas, senderos, lava, océano y verde. Situada en el noroeste, próxima a Puntallana, queda escondida tras un acantilando que se yergue majestuoso sobre el océano Atlántico.

Para llegar a ella hay que caminar por un sendero ceñido a la montaña rocosa: las vistas durante el trayecto son espectaculares. La recompensa al final es una pequeña cala de negra arena volcánica perfecta para la práctica del surf o para deleitarse con un buen baño, si el mar está en calma.

Playa del Inglés, Valle Gran Rey, La Gomera

Emplazada a los pies de los acantilados de La Mérica, en el extremo suroeste del Valle Gran Rey, la Playa del Inglés es una leyenda del movimiento jipi y alternativo desde los años 70. Está reservada (es una forma de hablar) al baño nudista, pero, a diferencia de otros destinos, ofrece todo tipo de servicios en un entorno cercano: restaurantes, locales de ocio y hasta un polideportivo.

Las majestuosas puestas de sol que se contemplan desde esta playa con 300 metros de arena negra volcánica constituyen otro de sus grandes atractivos.

Playa de Benijo, Tenerife

Los Roques de Anaga escoltan al visitante de la solitaria Playa de Benijo, a la que se llega caminando por un sendero serpenteante a través de un bosque de laurisilva con espectaculares vistas sobre el Atlántico.

La playa, de 300 metros, es la más aislada de la localidad de Taganana –a la que pertenece– y regala unos mágicos atardeceres en los que se mezclan las tonalidades rojizas del horizonte con el blanco plateado de la resaca del mar. La silueta de los roques volcánicos, surgiendo del fondo del océano como un milagro, completa esta serena postal visual.

Playa del Golfo, Lanzarote

La playa del Golfo se enclava en una pequeña bahía en la costa oeste de la isla de Lanzarote, junto al Parque Nacional de Timanfaya. Cubierta de arena negra, su extensión alcanza los 150 metros y está rodeada por espectaculares formaciones rocosas que configuran un paisaje de belleza magnética.

La playa es, en realidad, el cráter de un volcán sumergido en el océano Atlántico hace centenares de años. Junto a ella, apenas a unos cien metros hacia el interior, se encuentra el Charco de los Clicos, popularmente conocido como el Charco Verde por el color de sus aguas.

Playa del Papagayo, Lanzarote

Dentro del espacio natural protegido de Los Ajaches, en el sur de Lanzarote, se suceden una serie de playas vírgenes de arenas doradas separadas por peñones de baja altitud. Comienzan en las proximidades del gran complejo turístico de Playa Quemada y finalizan en el pequeño puerto pesquero de Playa Quemada.

Junto al extremo más meridional se localiza la Playa del Papagayo, abrigada por las rocas acantiladas que la envuelven. Con una extensión de 120 metros, sus aguas transparentes y de color verde esmeralda son ideales para el baño en familia y la práctica del snorkel.

Cala de Tacorón, El Hierro

La Cala de Tacorón es una joya en medio Atlántico, un pequeño remanso de serenidad en el archipiélago canario: no en vano, esta parte del océano es conocida como Mar de Las Calmas.

Sus aguas, con una intensa tonalidad azul, contrastan con el negro volcánico del terreno, la arena multicolor y las rocas ocres y rojas de la ladera de El Julán. Junto a esta playa de apenas 10 metros, la cueva de Picón y las piscinas naturales también merecen una visita a lo largo del día.

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