A la 118ª fue la vencida.
Real Sociedad
y Athletic, los dos clubs más prestigiosos de Euskadi se verán las caras por primera vez en una final de Copa. Será en La Cartuja el próximo 18 de abril, un día en el que, excepcionalmente, se escuchará mucho euskera por las calles de Sevilla: el día de ‘bukaera bikaina’ (gran final).
Lo cierto es que el partido, sea cual sea su desenlace, lo tiene todo para poner el broche de oro a una Copa que no será fácil de olvidar. Porque el cambio de formato sin duda que ha revitalizado el torneo y no cabe duda en cuanto a que, a pesar de que no estarán en la misma ni Barça ni Real Madrid (eliminados por los dos finalistas), la final tendrá ingredientes más que suficientes como para que el gran público se interese por ella.
Un derbi vasco no es un derbi cualquiera. Porque los Athletic-Real Sociedad y Real Sociedad-Athletic habitualmente escenifican a la perfección lo que siempre tendría que ser el fútbol: una fiesta. Con una rivalidad sana que lamentablemente es mucho menos común de lo que debería.
Aunque reconociendo al Athletic como más que justo finalista por los méritos realizados a lo largo de los 180 minutos (sufrió en Los Cármenes
pero fue muy superior en San Mamés), se antoja necesario destacar la figura de un Diego Martínez que ha llevado a este Granada hasta toda una semifinal de Copa. El que es el técnico más joven de Primera (39 años), con el equipo con menor presupuesto de la máxima categoría del fútbol español, logró que durante 5 minutos el conjunto nazarí estuviese en la final 71 años después de la última vez en la que realmente lo hizo. Dos jugadas de su laboratorio propiciaron los goles que hicieron soñar al Granada. El fútbol apenas tiene memoria y la historia acostumbra a olvidar al derrotado, pero la Copa que nos han brindado Don Diego Martínez y los suyos merecen ser recordadas para siempre.
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