Dos alumnos recibieron dinero del terrorista por identificar al profesor que fue decapitado en Francia

Marcha en memoria del profesor Samuel Paty, el martes por la tarde en Conflans-Sainte-Honorine (Francia).
Marcha en memoria del profesor Samuel Paty, el martes por la tarde en Conflans-Sainte-Honorine (Francia).JULIEN DE ROSA / EFE

En una calle limítrofe entre dos municipios franceses, Conflans-Sainte-Honorine y Éragny, en un barrio residencial de clase media, casitas con jardín, ni rico ni pobre, entre el campo y la ciudad. Paseando este fin de semana por la rue du Boisson Moineau y conversando con los vecinos, que todavía no podían comprender lo que acababa de suceder a la puerta de sus casas, se hacía difícil imaginar que esta Francia plácida y provinciana, sin aparentes tensiones ni sociales ni étnicas, había sido horas antes el escenario de un sangriento ataque terrorista, una decapitación.

Abdouallakh Anzorov, un refugiado de origen checheno, cortó la cabeza a Samuel Paty, un profesor que en una escuela vecina daba clases sobre la libertad de expresión. Poco después, Anzorov se encaró a la policía, que lo mató con varios disparos.

De este yihadista se conoce poco: datos sueltos de su biografía difundidos por el fiscal antiterrorista Jean-François Ricard o fragmentos recogidos por los periodistas en el barrio de Évreux, 80 kilómetros al oeste del lugar de la decapitación. Se sabe que nació en Moscú en 2002. Que llegó con sus padres a Francia a los seis años. Que estos obtuvieron el estatus de refugiados y que, al alcanzar la mayoría de edad el pasado marzo, también Abdouallakh Anzorov accedió a este estatus. Sus papeles eran válidos hasta 2030.

El terrorista no había pasado por la cárcel ni había estado en Siria o Irak. Que se sepa, no pertenecía a ningún comando ni organización. Como el paquistaní que el 25 de septiembre pasado atacó con un cuchillo a dos personas ante la antigua redacción de Charlie Hebdo o el agente administrativo de la policía que mató a cuatro compañeros en la Prefectura de París en 2019, Anzorov encarna un nuevo tipo de terrorista. Es lo que el experto Gilles Kepel llama en el diario Le Monde “un yihadismo de atmósfera”, entre la ideología radical y la manipulación victimista que bulle en las redes sociales, lejos de los radares de las fuerzas de seguridad.

Su padre trabajaba, la madre casi nunca salía de casa, eran seis hermanos y el terrorista era el mayor, según Le Parisien. En los archivos policiales constaba un acto de violencia y de vandalismo en la adolescencia, pero carecía de antecedentes penales y no constaba en ninguna lista de sospechoso de terrorismo.

Entre 2018 y 2019 pasó por Toulouse, donde vivía un tío suyo. Allí fue a un gimnasio de lucha muy frecuentado por la comunidad chechena, en la que está arraigada la afición a este deporte. “Asistió a tres sesiones porque nunca llegaba a la hora. El entrenador le dijo que no valía la pena venir”, dijo a Le Parisien Didier Brisot, presidente del Comité regional de Occitania de lucha y disciplinas asociadas. En algún momento regresó a Évreux. “Antes había estado implicado en peleas”, dijo un vecino a la agencia France Presse, “pero se había calmado y se sumergió en la religión”.

Un mal día, a principios de octubre, tuvo noticia de que en el Collège du Bois-D’Aulne, una escuela en Conflants-Sainte-Honorine, un padre musulmán había denunciado a un profesor por mostrar caricaturas de Mahoma en la clase de su hija de 13 años. La campaña del padre, con el apoyo de un predicador islamista, prendió en las redes islamistas. Anzorov llegó a contactar con el padre por WhatsApp, según publicaron el martes varios medios franceses.

El 16 de octubre, Anzorov pasó a la acción. Se dirigió a la puerta del Collège du Bois-D’Aulne. Preguntó a unos alumnos si conocían al profesor y les ofreció dinero a cambio de la información. En junio, Abdouallakh Anzorov había abierto en la red social Twitter una cuenta con el nombre @tchechene_270. Después de decapitar a Samuel Paty, en la plácida y anodina rue du Boisson Moineau, difundió desde esta cuenta la foto del cadáver y un mensaje dirigido al presidente francés: “Macron, el dirigente de los infieles: he ejecutado a uno de tus perros del infierno que han osado rebajar a Mahoma”.


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