Dos asociaciones de mujeres en el arte critican la exposición ‘Invitadas’ del Prado

'Desnudo femenino', de Aurelia Navarro, una de las pinturas expuestas en 'Invitadas'.
‘Desnudo femenino’, de Aurelia Navarro, una de las pinturas expuestas en ‘Invitadas’.Samuel Sanchez / EL PAÍS

Días después de que el Museo del Prado tuviera que retirar una obra de su muestra Invitadas. Fragmentos sobre mujeres, ideología y artes plásticas en España (1833-1931) después de certificar que no estaba pintada por una mujer, la muestra vuelve a dar de qué hablar. La Red de Investigación en Arte y Feminismos y el Observatorio de Mujeres en las Artes Visuales (MAV) han emitido sendos comunicados en los que critican la exposición, inaugurada el 6 de octubre. Las primeras aseguran que “la misoginia decimonónica sigue proyectándose sobre las piezas de estas artistas bajo el pretexto de su recreación histórica”, mientras que las segundas hablan de “oportunidad perdida”: “MAV se pregunta sobre la exposición mencionada y llega a una primera conclusión: se trata de una oportunidad perdida, en el sentido en que se hubiera podido esperar del Prado una reflexión mucho más profunda a la hora de plantearla. Una exposición de estas características debe ser creada y concebida por un equipo de comisariado diverso en áreas de conocimiento, identidades y afectividades en torno a la temática a tratar. El debate previo a una exposición como ésta es determinante, así como la generación de mecanismos de mediación que permitan la permeabilidad y una lectura múltiple de lo representado”, aseguran en su comunicado.

La invitada era un invitado

La misiva de la Red de Investigación en Arte y Feminismos, escrita en forma de carta abierta al ministro de Cultura y las Ministras de Educación e Igualdad, asegura: “Anunciada por Miguel Falomir, director del Museo del Prado, como ‘la apuesta más ambiciosa del Museo del Prado hasta la fecha por dar visibilidad a las mujeres tanto en su condición de artífices, artistas, como de sujeto (sic) de la pintura’, esta exposición centrada en la misoginia del siglo XIX (como subrayan las imágenes en su campaña de difusión) muestra de manera subsidiaria y como coletilla del recorrido obras de artistas mujeres, casi todas procedentes de los fondos de la colección del museo y exhibidas por primera vez. La misoginia decimonónica sigue proyectándose sobre las piezas de estas artistas bajo el pretexto de su recreación histórica. El estudio sobre la iconografía misógina del siglo XIX no supone en absoluto una novedad, ya que existen desde hace décadas numerosas publicaciones especializadas y exposiciones dedicadas a esta cuestión, tanto en España como fuera de nuestro país. Hace ya medio siglo que en la historiografía del arte se produjo la más importante renovación metodológica desde la perspectiva de género. En la última década destacados museos de nuestro entorno (National Gallery de Londres, Alte Nationalgalerie de Berlín, MASP de São Paulo, etc.) han realizado exposiciones colectivas e individuales de artistas mujeres del siglo XIX y principios del siglo XX poniendo en valor su obra y su legado. En ningún museo se ha condicionado su redescubrimiento bajo la mirada patriarcal y misógina del siglo XIX. Para la realización de estas exposiciones los museos citados han realizado investigaciones en profundidad e incluso adquisición de obras, mientras el Museo del Prado se ha limitado a la mera restauración de piezas de su colección sin plantear la resignificación y actualización de la calidad de estas artistas”. El MAV también incide en este punto y asegura que ya realizaron una visita a los almacenes en 2011 y que ya entonces pudieron ver piezas que estaban allí “confinadas. Un término que parece ser nuevo, pero del que las creadoras que viven en los almacenes de nuestros museos, podrían hablar mucho”.

Las dos asociaciones critican la exposición desde su planteamiento inicial por la escasez de artistas: “La exposición devalúa a las artistas mujeres del siglo XIX y principios del siglo XX y también su producción, tanto cuantitativa como cualitativamente. Sus obras protagonizan solo las últimas siete de diecisiete secciones de la exposición, reuniendo en total 36 pintoras, 1 escultora y 1 fotógrafa. Probadas investigaciones han demostrado que durante este periodo en España existieron centenares, si no miles, de artistas plásticas y decenas de fotógrafas. Algunas obtuvieron el reconocimiento de la crítica y del mercado artístico en España y fuera de nuestro país, fueron feministas y fundaron escuelas con el fin de que germinara su legado”, según la Red de Investigación en Arte y Feminismos —o por la formación del equipo organizador— “Se hubiera podido esperar del Prado una reflexión mucho más profunda a la hora de plantearla. Una exposición de estas características debe ser creada y concebida por un equipo de comisariado diverso en áreas de conocimiento, identidades y afectividades en torno a la temática a tratar”, asegura el MAV.

El título es otro de los aspectos más criticados por la organización: “Si con esta exposición el museo pretende abrir una nueva forma de hacer y de contar la situación de las mujeres en el siglo XIX y la connivencia del poder y del sistema del arte en ese proceso que se presenta con crudeza en la exposición, debería haber prestado más atención al título y a la imagen de comunicación de la muestra, que son fundamentales para la construcción o eliminación de los estereotipos. La legitimación y normalización de los mismos hacen flaco favor a la búsqueda de la igualdad”. Ambas cartas cierran con alegatos en favor de una sociedad más igualitaria y de denuncia a unas instituciones públicas que, a su juicio, no están cumpliendo con su papel. “¿Qué pasa en nuestro país cuando un museo como el Prado no ha tenido aún ninguna directora, cuando su actual Patronato no llega ni a un 30% de mujeres, cuando en la última década se han comprado un centenar de obras de hombres, por valor de más de 25.000.000 euros, pero solo se ha adquirido una mínima cantidad de cuadros de mujeres que no superan los 65.000 euros? Es obligación de nuestras administraciones públicas, del Ministerio de Cultura y Deporte, y del Ministerio de Igualdad, impulsar políticas que transformen nuestros museos y centros de arte haciéndolos más feministas y participativos. La igualdad es un mandato constitucional y desde MAV seguiremos trabajando para conseguirla plenamente”.


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