EL PAÍS

Dos muertas y dos heridos en un ataque con cuchillo en el centro religioso del Aga Khan en Lisboa

La burbuja de seguridad que ha rodeado las ciudades portuguesas hasta ahora se ha quebrado este martes con el ataque cometido poco antes de las 11.00 en el centro de la comunidad ismaelita de Lisboa, que causó la muerte de dos mujeres y heridas de gravedad a otra persona. El agresor, un refugiado afgano de 29 años, viudo y padre de tres hijos, perpetró el ataque con un cuchillo y resultó herido en una pierna por los disparos de la policía. El semanario Expresso informa de que el hombre podría sufrir algún tipo de trastorno mental. El ministro del Interior, José Luís Carneiro, explicó que el agresor llevaba un año residiendo en Portugal y había perdido a su mujer en un centro de refugiados de Grecia, desde donde fue trasladado a Lisboa dentro del acuerdo de colaboración suscrito entre Grecia y los otros países de la Unión Europea.

Las dos víctimas eran empleadas portuguesas del centro religioso que frecuentaba el atacante, que profesaba la rama musulmana ismaelita. La agresión, según informó el Ministerio del Interior, ocurrió durante una clase de portugués a la que asistía el hombre. El centro ismaelita tiene una larga tradición de asistencia a refugiados. Paradójicamente, el traslado de Grecia a Portugal del agresor y sus tres hijos se realizó con el amparo de la red del Aga Khan, que gestiona el lugar donde ocurrió el suceso. Era un hombre sin antecedentes policiales y, según el ministro del Interior, José Luís Carneiro, no estaba vinculado a organizaciones extremistas. “No había ninguna señal que justificase una alerta de seguridad sobre él”, indicó el ministro.

“Sobre las 10.58 llegaron al local los primeros policías, que se encontraron con un hombre armado con un cuchillo de grandes dimensiones. Se le dieron órdenes al atacante de que cesase su agresión, lo que desobedeció, avanzando en dirección a los agentes con el cuchillo en la mano”, relató en un comunicado la Policía de Seguridad Pública (PSP), que intervino. El agresor fue trasladado al hospital de São José para someterse a una cirugía tras ser herido por disparos y permanece en el centro bajo la custodia de los agentes.

“Es prematuro hacer cualquier interpretación sobre las motivaciones de este acto criminal”, señaló el primer ministro portugués, António Costa, poco después de conocerse el suceso. En un comunicado, el presidente de la República, Marcelo Rebelo de Sousa, expresó sus condolencias a las familias de las víctimas y señaló que “los primeros indicios apuntan a que se trata de un acto aislado”.

El presidente del Partido Social Demócrata, Luís Montenegro, escribió un tuit de repulsa: “El ataque de esta mañana es un crimen hediondo que la justicia debe castigar ejemplarmente”. Por su parte, la líder del Bloco de Esquerda, Catarina Martins, mostró su pesar y destacó la labor asistencial que presta la comunidad ismaelita en el apoyo a los refugiados.

André Ventura, líder del partido de ultraderecha, Chega, aprovechó el suceso para apuntalar su discurso contrario a la inmigración y a la tradicional política de acogida en Portugal. “La política de puertas abiertas sin ningún control condujo a esto. La sangre de estas víctimas es responsabilidad del criminal afgano, pero está en las manos del Gobierno de António Costa”, escribió en su Twitter. Horas después compareció para pedir que se aclarase si se trataba de un ataque terrorista.

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Tras la toma del poder de los talibanes en Afganistán en el verano de 2021, Portugal acogió a refugiados que huían de la represión de la milicia fundamentalista. Desde finales de agosto de aquel año llegaron casi un millar de personas, aunque una cuarta parte de los refugiados afganos solo estuvo de paso en el país.

El Centro Ismaelita de Lisboa, inaugurado en 1988, es la sede mundial de la comunidad ismaelita, una corriente minoritaria dentro de la rama chií del islam que practican unos 15 millones de personas en todo el mundo y que a menudo han sido atacados por grupos extremistas en países como Pakistán. El líder de esta minoría es el príncipe Aga Khan, que preside una fundación con la que desarrolla en Lisboa programas sociales y culturales como las becas de estudio o las iniciativas de apoyo a mayores. En Portugal residen unos 8.000 fieles de esta comunidad musulmana.

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