Dos participantes de ‘La isla de las tentaciones’ denuncian la filtración de un vídeo sexual con ellos

Las parejas participantes en la primera edición de 'La isla de las tentaciones'.
Las parejas participantes en la primera edición de ‘La isla de las tentaciones’.

Dos participantes de La isla de las tentaciones han denunciado este viernes la filtración del vídeo de un acto sexual entre ellos. La grabación, que dura apenas unos segundos y parece haberse hecho con la cámara de un móvil frente a una pantalla, ha sido difundida por varios usuarios de Twitter. El reality ―en el que cinco parejas van a una isla donde otros participantes solteros tratan de romper sus relaciones― ha arrancado este jueves con su mejor estreno, con un 25,4% de cuota de pantalla y tres millones de espectadores, datos ahora empañados por la injustificable filtración. Por el momento, los dos afectados han transmitido en sus redes sociales que el caso ya está en “manos judiciales”.

La productora responsable de La isla de las tentaciones, Cuarzo TV, ha difundido desde su Twitter un comunicado en el que defiende que se trata de “una situación sin precedentes que rechaza absolutamente”. Además, asegura que ha puesto en marcha una investigación interna para “clarificar los hechos e identificar a los responsables”.

Los concursantes han querido recordar desde sus cuentas que el acto en sí es “algo natural”, pero que la grabación supone un delito. Concretamente, por difundir un vídeo de contenido sexual sin el permiso de la persona afectada, que se castiga con hasta un año de cárcel dependiendo de las circunstancias.

Hasta 2015 no era delito difundir imágenes de carácter íntimo si se habían captado con el consentimiento de la otra persona o si esta las había cedido voluntariamente; pero en el Código Penal se introdujo un nuevo apartado, el 197.7. En él se recoge que “será castigado con una pena de prisión de tres meses a un año o multa de seis a doce meses el que, sin autorización de la persona afectada, difunda, revele o ceda a terceros imágenes o grabaciones audiovisuales de aquella que hubiera obtenido con su anuencia en un domicilio o en cualquier otro lugar fuera del alcance de la mirada de terceros, cuando la divulgación menoscabe gravemente la intimidad personal de esa persona”.

El Ministerio de Justicia anunció la creación de este nuevo delito en el Código Penal apenas un mes después de que se hiciera público el caso de Olvido Hormigos, una concejal desconocida hasta entonces que se convirtió en famosa a su pesar tras difundirse por Internet un vídeo íntimo que se había grabado ella misma. Supuestamente lo divulgó Carlos Sánchez, el futbolista con el que mantenía una relación, y finalmente quedó archivado. Porque ella misma lo envió.

En 2019 otro caso de ciberacoso provocó un terrible desenlace. Una empleada de Iveco se suicidó después de que se divulgara un vídeo sexual en el que aparecía. Entonces, la presidenta de la Asociación de Mujeres Juristas Themis, María Ángeles Jaime de Pablo, advirtió del peligro de legislar a golpe de casos concretos, pero reconoció algunas lagunas evidentes en el área. Como que una pena corta, de meses, no implique a veces ingreso en prisión para el responsable. También subrayó que la pornovenganza “aterroriza”, especialmente a las mujeres, que se enfrentan al estigma social.


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