El periodista independiente Khaled Drareni, de 40 años, colaborador de varios medios locales, corresponsal de la emisora francesa RSF y del canal en francés TV5-Monde, fue detenido el viernes 27 de marzo en Argel y acusado de incitar al agrupamiento no armado y de atentar contra la integridad nacional. Drareni se situó siempre al lado del Hirak, como se conoce en árabe el movimiento de protestas que comenzó en Argelia el 22 de febrero de 2019 con manifestaciones masivas cada viernes. Su cuenta de Twitter se convirtió en una referencia obligada dentro y fuera de un país cuyo Gobierno tiene vetados a varios medios internacionales. Seguía desde Argel minuto a minuto todas las marchas.
La detención del reportero llegó solo tres días después de que Karim Tabú, de 46 años, un carismático activista del Hirak, fuese condenado en segunda instancia a pasar otros seis meses en la cárcel, cuando le quedaban solo dos días para salir en libertad, tras permanecer medio año en prisión. Tabú fue condenado en ausencia de sus abogados. Días antes, numerosos miembros del Hirak habían acordado suspender las manifestaciones a causa de la pandemia del coronavirus. Durante ese intenso debate entre los activistas, Khaled Drareni abogó por la tregua, por cancelar las marchas a causa de la urgencia sanitaria. Advirtió de que la situación sanitaria en la provincia de Blida, la más afectada, era mucho más grave de lo que el Gobierno argelino estaba reflejando.
Cuando se conoció la sentencia contra el activista opositor, el periodista Drareni siguió defendiendo en las redes la suspensión de las marchas a causa del coronavirus: “Algunas personas irresponsables y contrariadas por el juicio contra Karim Tabú anuncian en las redes sociales su intención de manifestarse el viernes”. Y añadió que “el poder” se estaba aprovechando de la pandemia y de la “madurez del Hirak” para actuar como un “pirómano”. En otro mensaje escribió: “Llegará un día en que deberemos juzgar a estos jueces de la vergüenza y a todos los que están detrás de ellos”.
Said Salhi, vicepresidente de la Liga Argelina por la Defensa de los Derechos del Hombre (LADDH), indicó este domingo desde Argel: “La detención de Drareni es un paso más en esta escalada de represión en la que el Hirak ha decretado una tregua sanitaria. Esta represión profundiza aún más el déficit de confianza hacia el poder. Mientras en estos momentos tenemos necesidad de solidaridad y de cohesión nacional, el arresto del periodista es otro golpe bajo contra las libertades de expresión. El poder se aprovecha de la situación para acallar las voces discordantes”.
Drareni ya había sido arrestado el sábado 7 de marzo cuando cubría una manifestación en las inmediaciones de la plaza Maurice Audin, donde suelen desembocar todas las marchas. Decenas de periodistas argelinos suscribieron un comunicado en el que pedían su puesta en libertad. Fue liberado al cabo de tres días, pero quedó bajo control judicial. Algunos colegas le animaban a tomarse un respiro en casa, pero él advirtió: “Estoy orgulloso de hacer mi trabajo de periodista y seguiré acompañando al Hirak”.
Pierre Audin, hijo del célebre líder independentista argelino Maurice Audin, muerto en 1957, ha hecho un llamamiento público donde reclama la liberación urgente del periodista: “Ha bastado con una llamada de teléfono desde lo alto para que un, llamémosle, juez, lo condene. Khaled Drareni ha sido uno de los que han difundido información sobre la propagación de la pandemia y sobre la necesidad de suspender el Hirak. El poder, en lugar de emprender auténticas medidas de urgencia, refuerza las medidas policiales y militares”.
Un comunicado publicado el sábado y suscrito por cientos de periodistas argelinos señala: “Los hechos que se le imputan a Khaled Drareni durante diferentes interrogatorios están ligados exclusivamente al ejercicio de su profesión. (…) A pesar de nuestro confinamiento permanecemos movilizados para recordar al Estado argelino su obligación de proteger la integridad física de sus ciudadanos”.
“La encarcelación de Drareni por su trabajo de periodista”, prosigue el escrito, “y su peligrosa exposición al riesgo de la epidemia quedarán como una mancha negra en el pasivo del poder actual. Una mancha que viene a sumarse a las detenciones arbitrarias e inaceptables de los periodistas Sofiane Merakechi y Said Budur”.
Los abogados de Drareni aseguran que el periodista sufre desde hace un año “presiones constantes” para disuadirle de cubrir las protestas.