El expresidente de la Comisión Europea (2004 a 2014) José Manuel Durão Barroso (Lisboa, 67 años) cree que la sucesión de crisis que ha afrontado la construcción europea —la del euro, la pandemia y la invasión rusa de Ucrania— demuestra que una Unión Europea “resiliente” está abandonando su “adolescencia geopolítica”. El político conservador recibió este viernes en la sede de la IE University en Madrid, donde ha participado en el 2023 Concordia Europe Summit. Barroso declinó hablar del ascenso de la ultraderecha en Europa ni de cómo algunos partidos tradicionales de centroderecha están abriendo las puertas del poder a formaciones ultras al cerrar coaliciones de gobierno con ellas en países como Italia, España —a escala municipal y autonómica— o, este mismo jueves, Finlandia.
Pregunta. ¿Cómo está influyendo la guerra de Ucrania en la construcción europea?
Respuesta. Hasta ahora está reforzando la integración. La UE está haciendo algo que antes no era posible: tener un presupuesto europeo de defensa, muy pequeño aún, pero que progresa, dentro del respeto de las obligaciones de los países miembros con la OTAN. Por eso digo que la UE está saliendo de su adolescencia geopolítica. En nuestro tratado, el de Lisboa, se incluye el desarrollo progresivo de la identidad europea en seguridad y defensa, y este aspecto está avanzando ahora debido al desencadenante externo de la agresión rusa contra Ucrania. El que la UE esté comprando munición para apoyar a un bando [Ucrania] es un cambio de paradigma, una mayoría de edad geopolítica en la que la UE se está convirtiendo en un actor de política exterior y de defensa.
P. ¿La UE saldrá reforzada de la guerra solo si vence Ucrania?
R. Hasta cierto punto, sí. La guerra en Ucrania no tiene que ver solo con Ucrania. Se trata de la capacidad de tener países independientes, soberanos y democráticos en Europa. La agresión de Rusia contra Ucrania comenzó en 2014 con la anexión de [la península ucrania] de Crimea porque el Gobierno ucranio estaba cerrando un acuerdo de asociación con la UE. Ni siquiera había ninguna posibilidad de que Ucrania ingresara en la OTAN, ni tampoco de que se convirtiera en miembro de la UE. Yo hablé con [el presidente ruso, Vladímir] Putin y me dijo que, en principio, no estaba en contra ni siquiera de que Ucrania se uniera a la UE, aunque sí se oponía a su ingreso en la OTAN. Pero el hecho es que cuando íbamos a firmar el acuerdo de asociación con Ucrania, [Viktor] Yanukóvich [el entonces presidente de Ucrania] declaró que no podía rubricarlo porque Rusia no se lo permitía. Y de ahí [la revolución del] Maidán. Si aceptamos que un país pueda invadir a otro porque ese otro quiere estar más cerca de la Unión Europea, sería una derrota muy importante para nosotros. El presente al que asistimos es el del país geográficamente más grande del planeta tratando de destruir a otro Estado soberano.
El expresidente de la Comisión Europea, en un momento de la entrevista con en la IE Tower en Madrid, este viernes. Jaime Villanueva
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P. ¿Cómo ve la evolución del conflicto?
R. No soy un experto militar, pero debemos estar preparados para una guerra larga. No veo ninguna posibilidad a corto plazo de una victoria de un bando, ni tampoco que ninguna de las partes esté lista para llegar a un acuerdo.
P. ¿Cree que Rusia podría agredir a otros países, incluso con armas nucleares, si se mantiene el apoyo a Ucrania?
R. Occidente está apoyando a un país que ha sido agredido y debemos evitar toda equivalencia moral: hay un agresor y un agredido. Si ocurre algo peor de lo que ya ha sucedido, sería responsabilidad de Rusia y de sus líderes. No puedo excluir que Rusia dé un paso más. Por lo que sé de Putin, no creo que acepte una derrota. Al final, la solución dependerá de la fuerza militar. Por eso es importante que sigamos apoyando a Ucrania.
P. ¿Cuál debe ser la relación de la UE con China?
R. China ya es una de las mayores economías del mundo y puede convertirse en la mayor, debido a su dimensión, también en el aspecto demográfico. No creo que una desvinculación total de China sea razonable, pero, como europeos, no deberíamos depender demasiado de ese país, como se ha visto que sucedía en el aspecto energético con Rusia. Debemos mantener abiertos los canales con China a pesar de que tenemos posturas diferentes sobre cuestiones como los derechos humanos, un aspecto en el que debemos ser muy firmes. Sin embargo, en términos comerciales, siendo realistas, no podemos comerciar solo con democracias plenas.
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