¿Educar a un gato es posible o estás perdiendo el tiempo?

Los gatos son animales fascinantes que nos acompañan desde hace miles de años. Nos esforzamos muchísimos por cuidarlos como se merecen y educarlos. Pero, ¿realmente sirve de algo tratar de educar a un gato y enseñarle algunas órdenes? Lo primero a tener en cuenta es que, exactamente igual que ocurre en las personas, cada gato es distinto en lo que a su grado de aceptación de pautas de comportamiento se refiere.

Es fundamental establecer una serie de normas muy claras desde que el gato llega al hogar, ya que si le dejamos arañar los muebles o trepar por las cortinas, cambiar estos comportamientos en el futuro va a ser muy complicado. A diferencia de los perros, los gatos son más independientes y no disfrutan del adiestramiento, pero esto no significa que no puedan aprender.

«Conviene enseñarles ciertas normas de convivencia, partiendo de la base de que hay que adaptar el entorno al gato para que haga lo que queramos y luego premiarle con lo que más le guste, como juego, atención o comida», explica Elena García, veterinaria especializada en medicina del comportamiento de Ethogroup y Vetbonds, según recoge ‘El País’.

¿Y si el gato no hace lo que le estamos enseñando? En este caso, la experta recomienda premiar las conductas que sean más parecidas a las que se busca. Además, teniendo en cuenta que el olfato es su sentido muy desarrollado, podemos poner ciertos olores que le desagraden, como el limón o el vinagre, para que no vaya a un determinado sitio.

¿Cómo regañar al gato?

Está permitido regañar al gato, pero siempre hay que hacerlo en el momento en el que está cometiendo la acción y nunca después. El animal no tiene la misma capacidad de asociación y razonamiento que nosotros, así que no puede entender que lo estamos regañando por algo que hizo hace 15 minutos o 2 horas.

Cuando encontramos al gato haciendo que no debe, por ejemplo arañando la mesa del comedor, es el momento de regañarlo. Gritar no va a servir de nada, así que la forma correcta de actuar es la siguiente.

Nos acercamos al animal y lo tomamos suavemente del cuello bajando su cabeza al suelo. En ese momento solo tenemos que decirle «no». Tenemos que hacerlo siempre con el mismo tono de voz para que lo asocie con la disciplina.

En definitiva, sí es posible educar al gato. Solo hay que entender su naturaleza y su comportamiento para hacerlo.

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