EE UU escenifica en Dajla su apoyo a Marruecos sobre el Sáhara Occidental

El embajador de EE UU en Marruecos, David T. Fischer, posa este sábado con el mapa que ha regalado al rey Mohamed VI y que incluye el Sáhara Occidental.
El embajador de EE UU en Marruecos, David T. Fischer, posa este sábado con el mapa que ha regalado al rey Mohamed VI y que incluye el Sáhara Occidental.Twitter

Nadie discute el peso internacional de Marruecos. Ni siquiera sus adversarios. El reconocimiento por parte del presidente estadounidense, Donald Trump, de la soberanía marroquí sobre el Sáhara Occidental, anunciado el jueves, es la culminación de tres décadas de batallas ganadas por la diplomacia de Rabat sobre el Frente Polisario y sobre Argelia, país a quien Marruecos considera su verdadero rival. Donde sí abundan las discrepancias es en el origen de esa poderosa influencia internacional.

El Producto Interior Bruto marroquí es más de diez veces inferior al de España. Su capacidad de compra de armas dista mucho aún de la de Argelia, país vecino, que se sitúa en el sexto puesto mundial de importadores, mientras Marruecos ocupa el número 31 en la lista elaborada el año pasado por el Instituto Internacional de Estocolmo para la Investigación de la Paz (Sipri).

Sin embargo, Marruecos se ha afianzado como un socio privilegiado de España, Francia, Estados Unidos, las monarquías del Golfo y decenas de países africanos. Y ha conseguido que, en los últimos 20 años, 41 países hayan retirado el reconocimiento como Estado a la República Árabe Saharaui Democrática (RASD), según fuentes del Ministerio de Exteriores marroquí.

Oubi Bouchraya, representante del Frente Polisario ante la Unión Europea, indica en conversación telefónica desde Bruselas que una de las principales causas de esa influencia exterior se encuentra en el papel que han desempeñado los Gobiernos españoles.

“Desde Felipe González, salvo el relativo paréntesis de José María Aznar, todos los Gobiernos han cedido ante el chantaje marroquí. La cesión al chantaje se ha instaurado como una tradición. Marruecos ha ganado apetito y ya nunca queda satisfecho. Y sigue utilizando sus formas de presionar en materia de emigración y coordinación contra el terrorismo islamista. Y últimamente presiona también con las aguas territoriales de Canarias”.

El diplomático saharaui cree que además hay otros elementos que explican la influencia internacional de Marruecos: “Tras su independencia, Marruecos se convirtió en el principal aliado de Occidente en la región. En plena Guerra Fría entre Occidente y Rusia, el país era una isla en un mar de repúblicas revolucionarias, como Argelia o Egipto. Además, Marruecos fue en los años sesenta casi el único país árabe que tuvo una posición más que flexible y cooperativa con Israel. Ahora hay una decena de países árabes que van en ese mismo camino. Pero Hassan II [padre del actual rey, Mohamed VI] fue el primero”.

Otro factor clave, según Bouchraya, es la relación “privilegiada” de Marruecos con Francia. “Francia es la gran defensora de Rabat en el Consejo de Seguridad de la ONU y también ante la Unión Europea. Hay una relación de intimidad entre ambos. Es más que una alianza. Marruecos es la continuación de la política francesa en África. Y también le vale a Francia para contrarrestar la influencia argelina en África”.

Para el representante saharaui, el elemento tal vez más importante de la influencia marroquí viene dado por sus alianzas con las monarquías del golfo Pérsico. “Marruecos es un país con recursos muy limitados. Siempre necesita cubrir el déficit en sus cuentas. Pero siempre ha tenido acceso fácil al dinero de las monarquías árabes. Por eso se permite transmitir esta imagen de poder que se corresponde con sus posibilidades reales”, concluye Bouchraya.

Desde Marruecos, una fuente del Ministerio de Exteriores que prefiere no revelar su nombre, indica que la influencia exterior tomó un gran impulso con la llegada de Mohamed VI al trono en 1999. “Su Majestad emprendió una serie de reformas de diferente índole y que abarcaron todos los aspectos de la vida pública. En cuestiones de derechos humanos, por ejemplo, se aprobó un nuevo Código de la Familia y también se reparó a las víctimas de abusos cometidos durante los años setenta y ochenta. Esa política nos ha dado credibilidad fuera de nuestras fronteras”.

Para este cargo del Ministerio de Exteriores uno de los puntos culminantes de la política internacional de Marruecos fue la organización en 2016 de la cumbre climática COP-22. “Si pudimos organizarla es porque nuestra política nacional es coherente con los valores de esa conferencia”.

Respecto al uso de la emigración irregular como un medio para chantajear a España, la misma fuente señala: “El modelo de cooperación entre Marruecos y España es único en el mundo. No existe otro lugar con idéntica presión migratoria donde haya tanta cooperación. De hecho, esta relación se da como ejemplo de eficacia en diferentes regiones del mundo. Lo que Marruecos hace en este campo no lo hace para complacer a nadie, sino porque somos un país responsable. Conocemos las diferentes facetas de la emigración irregular y no queremos que proliferen las mafias de tráfico de personas”.

En cuanto a la relación de privilegio entre Marruecos y Francia, la citada fuente no ignora que en la crisis del islote de Perejil, Francia evitó solidarizarse con el país miembro de la Unión Europea, como sí hicieron Dinamarca y el Reino Unido, mientras Estados Unidos ejercía de mediador. “La interlocución con España es fluida y espontánea”, indica, “y se ha ido estrechando a lo largo de los años. España es nuestro primer socio comercial. Y la relación excelente que mantenemos con Francia no perjudica en nada a la de España”.

En cuanto al papel que juega Marruecos en África, la misma fuente señala: “Nosotros nos reincorporamos a la Unión Africana en 2017. Pero eso no significa que estuviésemos ausentes de África. Al contrario. Su Majestad ha viajado en unas 50 ocasiones a países subsaharianos. Yo creo que no hay ningún jefe de Estado que haya viajado tanto en África”.

Marruecos no quiere descuidar tampoco su relación estratégica con Rusia, que es el primer proveedor de armas de Argelia. El pasado noviembre, ambos países renovaron el acuerdo de pesca que viene prorrogándose cada cuatro años desde 1992 y que permite la pesca en aguas marroquíes a 10 barcos rusos. Y tampoco descuida sus relaciones con China. “Su Majestad ha mantenido en agosto y en septiembre dos conversaciones telefónicas con el presidente chino, Xi Jinping. Y Marruecos tendrá acceso en breve a la vacuna china contra la covid-19”, señala el mismo cargo de Exteriores.

Todas esas alianzas para Marruecos son importantes, pero la prioridad es conseguir el reconocimiento internacional de su soberanía sobre el Sáhara. “Eso lo está haciendo la mayoría de los países que componen la comunidad internacional”, indica la citada fuente. “Para nosotros el Sáhara es una cuestión existencial. Marruecos solo existirá con el Sáhara. No es un tema entre los temas ni es un tema ideológico, sino de integridad territorial. Y jamás vamos a renunciar a nuestra soberanía sobre el Sáhara”. Este mismo sábado, el embajador de Estados Unidos en Marruecos, David T. Fischer, regaló al rey Mohamed VI un mapa firmado por él del país magrebí que incluye todo el territorio del Sáhara Occidental. El embajador subrayó que este constituye “una representación tangible” de la proclamación hecha el jueves por Trump.

“El mejor aliado de Occidente”

Por su parte, Khadija Mohsen-Finan, profesora en la universidad París 1, respondía dos semanas antes de que Trump anunciara el acuerdo tripartito con Marruecos e Israel: “Es cierto que en 20 años de reinado de Mohamed VI, Marruecos se ha forjado una imagen de mejor aliado de Occidente en el mundo árabe. Es un país donde la monarquía no ha cesado jamás de tener vínculos con Israel, a pesar de que la calle es muy hostil a esas relaciones”. “Marruecos”, añade Mohsen-Finan, “es también el país que dice luchar contra el yihadismo, fomentando el islam moderado. Nadie cree en él, pero todo el mundo desea creer y por eso, países como Francia permiten que Marruecos forme a sus imanes”.

“Su cooperación se considera valiosa para Occidente”, añade Mohsen-Finan, “ya que vigila el Estrecho de Gibraltar, permite sobrevolar su territorio en caso de guerra y desempeña un papel importante en la gestión de los flujos migratorios. Pero esas ventajas tienen un precio. Y los Estados occidentales se muestran poco atentos sobre las violaciones jurídicas de Marruecos en el Sáhara Occidental y sobre su gestión de los derechos humanos”.

Mohammed Loulichki, exembajador marroquí y analista del centro de análisis Policy Center for the New South, señala: “Tenemos instituciones que funcionan, sólidas y fiables. Sobre todo, la monarquía, como garante de la estabilidad. Tenemos una imagen de país tolerante, que garantiza el respeto de otras religiones. Y tenemos una cultura política de consenso. Es cierto que no tenemos grandes recursos energéticos. Pero nuestro principal recurso es la estabilidad. Sin ella no se puede hacer nada”.

La Administración del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha sellado con Marruecos un acuerdo de venta de al menos cuatro drones MQ-9B SeaGuardian y armas de precisión guiada por valor de 1.000 millones de dólares (825.531 millones de euros). La noticia trascendió el pasado viernes a través de la agencia Reuters, un día después de que se conociera el acuerdo entre Estados Unidos, Israel y Marruecos. España ya compró al Pentágono en 2015 cuatro drones MQ-9 Reaper, fabricados también por General Atomics, al precio de 215,8 millones de euros.


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