El Pentágono ha confirmado este martes la muerte del líder del Estado Islámico en Siria como consecuencia de un ataque con dron cerca de Afrin, en el noroeste del país. Uno de sus lugartenientes ha resultado gravemente herido. Ambos fueron alcanzados mientras se desplazaban en una motocicleta. Maher al Aqal, uno de los cinco jefes supremos del grupo yihadista, era considerado responsable de desarrollar la red del Estado Islámico (ISIS, en sus siglas inglesas) fuera de Siria e Irak, donde la hidra terrorista se hizo fuerte en 2014.
“Esta operación fue planificada detalladamente para asegurar el éxito de su ejecución. La primera evaluación de lo sucedido indica que no se han producido víctimas civiles” por el ataque del dron estadounidense, ha confirmado en un comunicado el Estado Mayor. Los ataques con dron por parte de EE UU han dejado en la región una larga estela de daños colaterales, es decir, víctimas civiles.
La muerte de Al Aqal supone otro duro golpe a los intentos del grupo yihadista de reorganizarse como una guerrilla, tras haber perdido una considerable extensión de lo que en su día, y hasta 2017, fue el autoproclamado califato del ISIS. En febrero pasado, el máximo líder del ISIS se inmoló durante un ataque del Ejército estadounidense en Siria.
El Estado Islámico, o ISIS, también llamado Daesh en su acrónimo árabe, proclamó su llamado califato en vastas zonas de Irak y Siria en 2014, con la ciudad siria de Raqa como capital de facto, desde donde dirigieron un régimen del terror. Aunque fueron derrotados en gran media en 2019, y la mayoría de los antiguos combatientes se han reintegrado a la vida civil, muchos están listos para atacar cuando se presenta la oportunidad. Células durmientes del grupo llevan a cabo esporádicos golpes en la región y también en países asiáticos como Afganistán y Pakistán, con la minoría chií o intereses extranjeros en el punto de mira. El ataque más letal fue el atentado en el aeropuerto de Kabul a finales de agosto pasado, durante las operaciones de evacuación de Afganistán, que causó la muerte a 13 soldados estadounidenses.
Estados Unidos tiene algo menos de un millar de soldados desplegados en Siria, aunque no en misión de combate, la mayoría en el este del país. La Administración de Joe Biden tiene que detallar aún sus planes a largo plazo sobre la misión, de ocho años. “El ISIS sigue representando una amenaza para Estados Unidos y sus socios en la región”, ha recordado un portavoz del Comando Central en el comunicado que anunció el ataque. La coalición internacional contra el ISIS liderada por EE UU calculó a mediados de 2019, tras la derrota sobre el terreno del grupo, que quedaban de 14.000 a 18.000 combatientes, incluidos 3.000 extranjeros, aunque la cifra exacta resulta difícil de confirmar.
La noticia sobre la caída de Al Aqal sorprende por la coincidencia temporal con el viaje a la región del presidente Joe Biden, que este miércoles llegará a Israel y el viernes aterrizará en Arabia Saudí. El anuncio se produce también el mismo día en el que el Consejo de Seguridad ha aprobado una extensión de la ayuda a Siria por el corredor de Turquía hasta el próximo enero, con una población potencial de beneficiarios de cuatro millones de personas en el noroeste del país árabe (la misma zona en que el líder del ISIS ha sido objetivo del ataque). El mandato de la ONU había expirado el pasado domingo y han hecho falta tres intentos para renovarlo.
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EE UU, el Reino Unido y Francia se abstuvieron de votar porque querían prorrogar la operación de ayuda humanitaria durante un año. Rusia vetó esa propuesta el viernes y luego fracasó en la suya, que suponía una renovación de seis meses. Este martes se ha logrado finalmente que sea aprobada.
El viaje de Biden a la región, programado con un marcado componente económico —garantizar el apoyo energético de Arabia Saudí—, enfrenta ahora nuevos desafíos, como la recién anunciada visita del presidente ruso, Vladímir Putin, a Irán la próxima semana, donde se reunirá con sus homólogos iraní, Ebrahim Raisi, y turco, Recep Tayyip Erdogan, y el anuncio, este lunes, de que Teherán se dispone a suministrar drones a Moscú para la guerra de Ucrania. Será el segundo viaje al exterior de Putin desde el inicio de la guerra, a finales de febrero. La trilateral de Teherán se celebrará el próximo martes.
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